lunes, 25 de marzo de 2013

Las adoratrices de Safo


   

   

   Saliendo de entre una multitud, una mujer aparece en la pista de baile vestida con su traje más luminoso. Sin haber jamás asistido a una clase de danza, siente en el palpitar de su corazón el beat del bajo que la descubre, sexy, moviendo sus brazos cubiertos de pulseras. Su escote, ya perlado en sudor y purpurina, abre luz en su entorno mientras contonea sus caderas ajustadas con un cinto de raso y metal y exhibe ese tajo en su falda que nos revela la finura de sus medias y la altura de sus tacones. Si ella resultara ser más alta que yo y además su corto pelo rubio contrastara con mi cabellera oscura y larga, mejor. Ella despliega a su paso todo aquello con lo que los varones sueñan, que suele ser lo mismo que la mayoría de las mujeres critican. Pero yo no pertenezco a esa avainillada mayoría. Me acerco contoneándome como ella, cruzo su mirada con la mía, paso mi mano derecha por su cintura, le sonrío, me devuelve la sonrisa y ese ritmo suelto se transforma en una danza amorosa que nos une cual serpientes entrelazadas. Desde sus zapatos hasta mi cabellera, desde sus arrimeladas pestañas hasta mis botas, todo se vuelve atracción, coqueteo, mutua admiración, piropos, felicidad.

   La danza es un ritual sensual por excelencia que potencia el contacto físico y el ritmo sexual. Soy una convencida que entre nosotras todo nace de la danza. Lo nuestro es danza. En la pista de la disco alternativa, plena de seducción, donde nos acariciamos bajo los efluvios de la música y las luces o en la penumbra inquietante de los sillones, como si volviéramos a vivir la época de los lentos pero con un toque diferente, besándonos y acariciándonos con el morboso deleite de reconocernos hermanas adoratrices de Safo, quizás sin siquiera saber nuestros nombres.

   Entre ellas y yo, los juegos fetichistas y sensoriales están potenciados al máximo. Cada encuentro es una promesa, una invitación a un verdadero banquete para los sentidos: el nylon de las medias, el cliquear de los tacones, el gloss que humidifica los rojos labios que anhelan otros, quizás también rojos o quizás fucsias, las cremalleras que bajan y suben, sedosos soutiens que se abren mostrando los dos médanos desiertos, las caricias fálicas de uñas puntiagudas siempre amenazantes o el satinado pulso de los sedosos guantes, el adivinar del perfume que nuestra amante eligió para esa noche, que en pocos minutos se mezclará con su íntimo y delicioso aroma. Todo un festín de sonidos y sensaciones que sólo las hembras (y nuestras primas las crossdressers) podemos gozar en toda su magnificencia.

   Me gusta dominarlas, me gusta sentir como se encienden, fogosas, ante mis palmadas o cuando las beso en el cuello, vampirizándolas. Y el punto máximo de mi placer (que no siempre se produce) es cuando me reconocen como Ama, cuando me cuentan al oído sus secretas fantasías, gozando de nuestro sexo de mujer, sexo en estado puro, sexo por el placer mismo. Porque no estoy hablando de un amor entre mujeres en pareja ni tampoco de la típica y machista fiestita lesbi que persigue el fin de excitar a los hombres y ponerlos a tono para concretar un convencional intercambio de parejas sino de un placer vicioso, de gineceo sexual, tal vez el más prohibido y condenado, el placer de ser putas que seducimos a otras tan putas como nosotras para terminar enfiestadas sin otra razón que celebrar juntas el más puro y genuino de los rituales paganos, que para muchos vino de Lesbos pero para Mí nació con la femineidad misma.

   Siendo chicas, nuestras muñecas fueron las compañeras de cuentos y fantasías. De adolescentes nuestros espejos nos devolvían una imagen sensual de nosotras mismas, en lencería y maquilladas, acariciándonos como al descuido el pezón que asomaba, erecto y ansioso, jugando a ser mujeres. Pero sólo años después, como adultas bisexuales es que podemos cerrar ese círculo perfecto y reconocernos en la otra, esa que baila y nos sonríe, ahí, tan cerca, a sólo un beso de distancia.







martes, 19 de marzo de 2013

Por el amor de Dior

Las mujeres no llevan lo que les gusta. Les gusta lo que llevan.   
Christian Dior


  Christian Dior presentó una colección de piezas emblemáticas de alta costura en una exposición que se inició el 10 de diciembre de 2012 en el Museo Nacional de China en Beijing. Una colección que va desde los primeros diseños hasta más de 100 vestidos de alta costura junto a una serie de fotografías de Patrick Demarchelier y otras obras de arte chinas. La exposición bautizada L'Esprit Dior es el tema de mi calendario de marzo.
   
   Fundada en 1946 en París, Christian Dior revolucionó la silueta femenina con el lanzamiento del Bar, una chaqueta de estrecha cintura por encima de una ondulante falda negra hasta la mitad de la pantorrilla, lo que contrastó con las modas de las generaciones anteriores. El éxito inmediato e internacional del New Look en la década de 1950 se convirtió en la firma de la casa de moda francesa.

   ¿Por qué es esta exposición es llamada Esprit Dior? Dior es la combinación de dos palabras en francés: Dieu y (Dios y Oro). Dior, es sin duda un creador dotado y recordado por su revolucionario New Look, después de la Segunda Guerra Mundial, que cambió el código de la alta costura por un siglo. Cuando vemos al Dior moderno, pleno de extravagancias, sutil en la elegancia femenina extrema y ​​envuelto en una interminable búsqueda de la calidad, la innovación y la belleza, lo que vemos es el Espíritu Dior, una cabal síntesis de una cultura y un estilo de vida, elegante y lujoso. Muy francés, muy parisino.

    En el calendario de este mes, quiero presentarles algunas de las fotografías que Patrick Demarchelier hizo para Christian Dior y que han sido exhibidas en la muestra de Beijing. Algunos son diseños clásicos, del propio Dior, de Yves Saint Laurent (quien lo sucedió) o de Marc Bohan (quien estuvo casi treinta años al frente de la marca); otros en cambio reconocen la firma más moderna de Gianfranco Ferré, de John Galliano y del actual director Raf Simons. Pero en todos, late el alma de la eterna elegancia de Christian Dior.



Enero. The Bar Look, 1947



Febrero. Coeur Dress, 1955



Marzo.



Abril. Delphine Dress, 1956



Mayo. Mazette Dress, 1954



Junio. Charlize Theron by Dior




Julio. Rouge Bar Coat



Agosto. Dior Couture 2000



Septiembre. Anja Rubik by Dior



Octubre. Dior Couture 2003



Noviembre. Dior by John Galliano 2005




Diciembre. Dior by John Galliano 2008

martes, 12 de marzo de 2013

Don Leopoldo y el Marqués



   

   En los inicios del siglo XX, con el despertar de la física cuántica, el físico Ernst Rutherford propuso un modelo para la estructura del átomo que lleva su nombre. Dicho modelo fue posteriormente desechado cuando experimentos posteriores demostraron que la estructura del átomo era diferente de la que Rutherford había propuesto. Sin embargo, la noción intuitiva que la mayoría de las personas medianamente instruidas en el tema tienen sobre el átomo sigue coincidiendo con el modelo de Rutherford. Así también cuando se habla de sadismo, se piensa intuitivamente aún dentro del BDSM en la definición que nace del concepto expresado por Krafft-Ebbing, quien definió al sadismo como una parafilia, una desviación patológica íntimamente emparentada con el goce mediante el dolor. Este mismo autor también postuló una variedad de perversión sexual en la cual la satisfacción está íntimamente relacionada con el sufrimiento y la humillación. La llamó masoquismo, inspirado en el segundo apellido de Leopold Sacher-Masoch.

   A partir de esta interpretación, es que nace de Krafft-Ebbing en adelante el concepto de sadomasoquismo, con lo cual los nombres de nuestros héroes Sade y Sacher-Masoch han quedado indisolublemente ligados, como bailando un tango tristón con letra de psicólogos aburridos y música de charlatanes pedantes. El Marqués, por motivos obvios, no pudo presentar objeciones a este modelo pero parece que a don Leopoldo no le gustó ni un poco el encontrarse de pronto analizado bajo la fría, clínica, desapasionada mirada de un especialista en parafilias. Justo a él iban a explicarlo mediante la ciencia! a él, un maestro en pintar las más excelsas pasiones románticas con los más vivos tonos de la lujuria y el éxtasis sexual!

   Son realmente Sade y Sacher-Masoch (o mejor dicho, sus personajes principales) opuestos intercambiables que encajan en el concepto de sadomasoquismo?




   

   El primer punto fundamental para entender el error básico de este matrimonio arreglado por conveniencia es el abismo social que los separa. Sade era noble, descendiente de una de las mas antiguos linajes de Francia, y criado como tal, señor feudal con la convicción de que realmente podía disponer de vidas y haciendas de los inferiores. En él y en sus personajes, se da por sentada la superioridad de una clase sobre el resto (su adhesión a la Revolución Francesa puede haber sido una mera cuestión de supervivencia). 

   En cambio Leopoldo, siglo después, es un referente de la sociedad burguesa de su tiempo, hijo de un funcionario, pero sin tener incorporado el concepto del poder que otorga un título de nobleza. El poder en Sacher-Masoch es una sensación que nace de su noción fetichista y romántica, no es una cuestión de noble cuna. Podemos argumentar que Sacher-Masoch no inventó nada pues que un hombre enamorado de una hermosa dama encuentre placer sometiéndose a sus caprichos, no es algo que empiece en el romántico siglo XIX. Pero lo que sigue resultándome inquietante y hermoso a la vez, es la forma poética en que relaciona ese sometimiento con el amor ideal y en todos los recursos típicamente masculinos que suelen utilizar los personajes de sus novelas para atrapar a la mujer que desean y llevarlas a sus territorios fetichistas. En La Venus de las Pieles, ofreciéndole en el famoso contrato hasta su propia vida, Severin logra finalmente que Wanda sea suya. Aún en los momentos más duros de la novela, hay una constante pasión amorosa en Severin hacia su dama fetiche lo que me genera sentimientos de ternura al leerla, hay algo en él del niño entusiasmado con el juguete que siempre deseó y yo suelo observar en muchos sumisos conductas similares. En Sade, en cambio, el enfoque es totalmente diferente y es ajeno a ese tipo de sentimientos o directamente los niega o ridiculiza.


   En el prólogo que Gilles Deleuze escribió para La Venus de las Pieles, el filósofo francés descree de la visión habitual según la cual sadismo y masoquismo son opuestos intercambiables. La interpretación que Deleuze hace de Sade y de Sacher-Masoch es muy diferente. El sádico es algo así como un quebrantador de reglas, que no reconoce otra ley que su propio capricho del momento mientras que el masoquista, visto según el prisma del propio Leopoldo, es alguien que, muy escrupulosamente, pone su libido en realizar un contrato previo donde están muy especificados los derechos y obligaciones de cada cual; del que es sometido y del que somete. En la letra del acuerdo está el morbo de su sometimiento.

   Esto significa que las razones fundamentales que mueven a los personajes de Sade y Sacher-Masoch son dos sistemas de pensamiento casi opuestos, que pueden coexistir pero no complementarse totalmente. El sádico no tiene ley, no admite ley mas que su capricho, que a su vez es aleatorio y cambiante pero el masoquista es contractual, quiere firmar (simbólicamente o no) un acuerdo previo de que cosa sí y que cosa no. Según esta visión, el sadomasoquismo como tal no existe pues no son homologables los universos de fantasía y de goce del sádico y del masoquista por más que parezcan opuestos complementarios en una primera visiòn.

    Este concepto del sadismo, tan distinto al anterior de Krafft Ebbing, está mucho más cercano a mi realidad sensual y femenina. En mi interior siempre me reconocí como sádica así como siempre rechacé la utilización del dolor como herramienta de dominación. Como escribí alguna vez, yo domino para darme los gustos y provocar dolor no figura entre ellos. Además, desde la primera vez que asistí a una fiesta con gente del ambiente BDSM, tuve conciencia que no soy ni seré proveedora de castigos ni me interesa el manejo de las técnicas comunes del BDSM porque me alejarían cada vez más del deseado orgasmo de dominatriz que sólo llega cuando Yo soy servida de acuerdo a Mis deseos y caprichos y no cuando tengo que estar atenta a lo que sucede con el otro.

   Que nadie se confunda: no me caben dudas que son las concepciones de sadismo y masoquismo de Krafft-Ebbing y sus seguidores las que tienden a prevalecer. La razón es más que obvia: el término sadomasoquista resulta algo tranquilizador para la gente común. Después de todo, una pareja sadomasoquista no deja de ser una pareja que ha consensuado su vida sexual en donde uno da y el otro recibe, de acuerdo a sus particulares reglas y sus códigos. Los expertos en BDSM repiten, con la aprobación general de sus seguidores Lo único importante es que todo sea consensuado. Se ha frivolizado bastante este concepto de sadomasoquismo, en el que se basa la venta de lencería hot y accesorios varios para parejas que apuestan a vivir una vida sexual más rica mediante el pegame que me gusta pero que no deja de ser un juego sexual consensuado entre opuestos complementarios. Pero si nos atrevemos a ir más lejos, si removemos la hojarasca que tanto psicólogo acumuló desde Krafft-Ebbing para acá, si dejamos de lado a tanto versero dando vuelta por los foros BDSM y nos atrevemos a emprender un viaje mental para encontrarnos cara a cara con alguno de los personajes del Marqués o nos reconocemos en las bellas y despóticas heroínas de Leopoldo, tendremos que aceptar que hay algo en nosotros mismos, en nuestra psiquis, que está relacionado con la excitación y el placer que nos produce el ejercicio arbitrario y despótico del poder, sea ejerciéndolo o sintiendo su ejercicio por parte de otro. Algo que puede ser muy diferente de lo que muchos están dispuestos a a aceptar en nuestro BDSM de cabotaje, de parejitas acollaradas, de noviecitos jugando con esposas de peluche y jaulitas de cotillón... tan sensato, tan seguro y tan consensuadito.






martes, 5 de marzo de 2013

Ser Femdom. Un triskel sádico, sensual y femenino

 



   La mujer FemDom hace lo que quiere. La mujer FemDom no hace lo que no quiere. Su poder es genuino, nace de Ella y no es una graciosa concesión otorgada por otro (mucho menos un hombre, mucho menos un hombre que dice ser sumiso). En el proceder de su vida radica el secreto de su poder. Ella domina, no doma; ella sugiere, no ordena. Ante Ella, todo es docilidad y adoración. Podrás ser el centro de su mundo si logras su amor pero Ella será siempre tu universo completo. Ella no teme ni se inclina ante ningún Poder que no sea propio.

   La única ley que vale es la de su deseo. Ese deseo puede mutar inesperadamente en capricho y en arbitrariedad, así lo decida Ella. En muchas oportunidades, el varón es su objeto o herramienta de deseo pero nunca de desprecio. Ella no necesita elevarse sobre la base de disminuir a otro porque Ella está elevada por sí misma, por su propia majestad.

   La noche, por su natural contexto seductor - morboso - estelar, es la gran aliada de la FemDom. La general ausencia de amigas mujeres, celosas de su poder es su maldición y a la vez, el módico precio a pagar por tan fortuito destino, por tanta felina libertad. Ella sabe lo que vale, sabe lo que busca, sabe lo que el mundo está ávido de otorgarle y está dispuesta a tomarlo, sin dar explicaciones ni rendir cuentas.

   La mujer FemDom es la mujer más deseada sexualmente cualesquiera sea la elección sexual que hayas hecho. Esta gema del universo sexual humano brilla y resplandece con luz propia. Hace brillar a los que la rodean. Su luz tiene tres tonos básicos que se entremezclan, potenciándose y fusionándose entre sí.

   La luz del sado: la FemDom, desea, busca, y al encontrar, lo toma por asalto. No repara en deserotizantes moralinas ineficaces ni en legislaciones promulgadas por supuestos dominantes varones con grandielocuentes nicks. Ella no busca hacer daño sino todo lo contrario porque alrededor de Ella sólo hay goce y placer. Ella no espera. A Ella la esperan. Es augusta en su apetito de poder erótico. Tiene el sabor a femenina feromona camuflando su dulce veneno letal. La conquista y la seducción la erotizan. Es una mujer de armas tomar, así que es mejor que nunca intentes desafiarla. Ella te exigirá dedicación completa a su servicio y no tu vida a su antojo. Cuando la sirvas, dale todo. Ni más ni menos. Ella no se conforma con dádivas y los gladiadores que la idolatren rogarán por que ella abuse de su poder ante ellos. Ella es la causa y consecuencia del festín, se sirve golosamente del banquete y te hace lavar los platos muy gustoso. Desparrama lujuria sin consenso y te envicia con su altanería pedante, siempre de sonrisa firme, siempre feliz. Es absolutamente excluyente en rechazar a masocas inseguros y a víctimas de la vida con dudosas historias. Quien pretenda acceder al servicio de la dama deberá ser eficiente en atenderla y despojarse de sus inseguridades masculinas. El motivo del sadismo de la FemDom no es el dolor carnal causado al otro, sino el placer carnal obtenido del otro. Por eso es sádica.

   La luz sensual: la FemDom es pasión por las sensaciones a flor de piel. Como mujer, goza de los perfumes, de las caricias, de la estética, de la música y del arte culinario. Es obstinada en la belleza propia y en la de su entorno. Su delicadeza entremezclada con su firme personalidad es sabiamente femenina. No matiza, exagera las cualidades. Ama la naturaleza y la cuida, la preserva, la nutre. La FemDom colorea el ambiente y aterciopela el aire que la acompañan. Ella no anula al hombre, lo estimula en sus sentidos y potencia su virilidad a partir de su omnipotente sensualidad. Si te la imaginas, no te equivocas pues Ella ya estaba en tu mente antes que la conozcas personalmente. Ella valora su propio cuerpo y lo mantiene saludable y estético y establece una directa relación con tus sensaciones positivas, no traumáticas ni tampoco tóxicas ni autodestructivas.

   La luz femenina: la FemDom jamás reniega ni sufre de su condición femenina sino todo lo contrario, la goza. Bendice haber nacido mujer pero no para odiar al macho ni para vengar viejas afrentas de género sino para ser complacida por aquellos a quienes Ella considera como grandes caballeros. Sabe coser, sabe bordar y siempre te abre la puerta con picardía para ir a jugar. Con Ella siempre te querrás casar. No se excita promoviendo reglas de conducta como lo hacen esas amas que parecen ser madres sustitutas sino que te aceptará a su lado si sabes formar parte de su guardia pretoriana. No decidió vivir como la amarga directora de escuela en una sociedad incorregible sino ser Cleopatra en la alcoba perfecta. Es vaginal y luce sus tetas en coquetos soutiens. Tiene sedosa la cabellera aunque sea calva y siempre pone su culo en el asiento que más le place, cruzando las piernas con gatuna estirpe (nunca la encontrarás de brazos cruzados). Sabe hacer las cosas prácticas de la vida. Usa su femenina (y por lo tanto bífida) lengua cual látigo, tanto para humillar como para besar. Seductora y carismática, va siempre adelante con un segundo pensamiento por encima de lo coyuntural. Su fusta no necesariamente pega pero es seguro que Ella te pegará a su fusta de por vida.


Para liberar al mundo, propongo llenarlo de calabozos FemDom. Y como varios saben mi único triskel en el cabezal de Mi cetro Femdom es Sado, Sensual y Femenino.



   Los contenidos vertidos en esta columna están enfocados desde el placer que me genera mi propio comportamiento sexual - erótico (y tantas veces espiritual y social) Si usted la lee y la analiza a partir de una posición ética personal diferente a la mía, absténgase de juzgarla.






viernes, 1 de marzo de 2013

Katarina Sokolova

   En este mes de marzo, quiero compartir con ustedes algo de la maravillosa obra de esta joven y bella artista nacida en Kiev. No sólo se especializa en arte digital, es además una maravillosa fotógrafa. 



Katarina Sokolova




Galadriel



Conjurer

 

Circus



Adelina


Lace and Skin


Lady of Blood


Midnight Roses



Desconocido


Red Forest Fairy Tales


Secret's Keeper


Sleepy Lake


Temptation


Desconocido


Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...