sábado, 25 de julio de 2015

Caricias





   Soy una mujer que ha vivido intensamente la época de los lentos en los boliches durante mi adolescencia. En un momento de la noche, se bajaban las luces y se ponían los temas lentos. Bailábamos apretadas, cuerpo a cuerpo, viviendo la excitación de nuestras primeras aproximaciones al roce físico - sexual. La sensualidad no tan implícita y más bien explícita de la danza y los apasionados besos enviaban señales vibratorias que amenazaban con destruirnos si no nos incendiábamos en una frenética masturbación al llegar a casa. Pero eran nuestros momentos íntimos entre chicas los que más recuerdo, cuando la danza se volvía horizontal, de serpientes entrelazadas. Nos descubríamos acariciándonos, entre risas y jadeos, besando pezones, recorriendo espaldas y piernas, conociendo sexos húmedos y bocas anhelantes que siempre pedían más

   La danza es la perfecta excusa que nos sirve para descubrir cuánto feeling existe entre nosotras y quienes sean nuestros partenaires. Qué gran similitud con la kiné de una sesión sado, sea planificada o espontánea! El roce de la fusta, el spanking, el atar y desatar, la palmada sobre nalgas enrojecidas... todo contribuye a la sensación maravillosa de abastecer nuestra necesidad básica de contacto físico. Me lo han dicho, lo he creído y lo creo; que mi fusta ha provocado más excitación que la mas salvaje de las masturbaciones.

   Muchas de nosotras somos fetichistas. Cómo explicar entonces con palabras ese banquete de sensaciones, el placer del siseo ennylonado de la fina media subiendo por la pierna femenina, el chasquido del flogger o la palmeta, el silbido de una vara, la caricia suave de los guantes de raso y la fálica de las uñas puntiagudas, tan amenazantes y quizá por eso mismo tan subyugantes, el sonido de los tacos aguja en el parquet o la cerámica adivinando los seductores pasos de su portadora, las cremalleras abriéndose y cerrándose. Toda una fiesta de sonidos y sensaciones femeninas reservada a sibaritas del sexo capaces de apreciarlas en su justo esplendor. El placer de la feminización, ese placer visual y psicológico no sería tal si no estuviera potenciado por la sensación voluptuosa de las prendas femeninas deslizándose por una piel masculina. Chiffón, terciopelo, lycra, raso, seda, pieles...podría existir el sissismo si no existiera esa insaciable demanda de sensual y femenina suavidad?

   Amo masturbarme y masturbar. Amo tocar, a veces sin necesitar las manos. Amo el roce, la caricia, el tanteo. Cuántas veces vale más que un montón de palabras? El grado de sensaciones aumenta cuando estos rituales entre cuerpos vienen acompañados con el susurro o el gemido libidinoso y la penumbra cómplice.

   Tantas veces actuamos como si el contacto con otra piel nos fuera a devaluar. Nos volvemos intocables. Estatuas de frío concreto. La única forma de valorar nuestra piel (piel de epidermis, de látex o de seda) es haberla probado sobre otra piel. No se puede valorar lo que no se conoce. Hacernos cargo de la sensibilidad táctil en el sexo es poner en marcha la más poderosa de las conexiones.

   La piel deseada se convierte en oro a cada toque. Cuenta la leyenda que el rey Midas transformaba en oro lo que tocaba. Nuestro toque no será el de Midas pero en cada caricia podemos vivirlo con la expectación de que estamos entregando un momento singular e irrepetible a cada ser humano que estemos tocando.





6 comentarios:

  1. Aquellos bailes agarrados, tan próximos que nuestras prendas chorreaban sudor, olores, sonidos sensaciones.... Una fusta rozando mi nalga de la mano de una mujer femenina y hermosa...
    Que mas se puede pedir!!

    ResponderEliminar
  2. Excelente artículo!!! Nadie podría describir esos encuentros mejor que Mistress Roxy!! Como sueño en formar parte en uno de esos encuentros fetichistas que tanto placer me dan...
    Admirandola siempre;

    Afrodita

    ResponderEliminar
  3. otra nota más para descubrir si una es completamente mari es esta Mistress, el disfrute de la caricia, casi el 100 por cien de las sissies disfrutan hasta casi el orgasmo con la caricia adecuada, ya sea de la fusta, el raso o la seda; o el sonrosado capullo deslizandose por tus mejillas para recorrer tus labios y acabar en tu boca...ahhhh! besos mistress

    ResponderEliminar

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...