sábado, 29 de agosto de 2015

Tura Satana. Sexploitation fetish.











   Las mezclas de genes a veces ofrecen resultados entre magníficos y maravillosos. Así fue el caso de Tura Satana, nacida en 1938 como Tura Luna Pascual Yamaguchi, hija de un actor de sangre japonesa y filipina y una madre de etnia cheyenne. Tura descubrió desde muy joven el poder que emanaba de su sexualidad y de su portentoso físico; en Nueva Orleans fue La Perla Oriental y ganó fama como stripper y bailarina de burlesque pero fue en Hollywood donde se hizo célebre en clubs nocturnos y cabarets presentando espectáculos sensuales y exóticos con fuerte estética japonesa luciendo kimonos, sedas, transparencias, collares y portaligas con accesorios para cuchillos y katanas. El encanto de la joven, su físico imponente, su rara belleza y su fama de diestra karateca no tardaron en llamar la atención de los productores de cine que empezaron a ofrecerle pequeños papeles en películas y series de TV.

   El gran golpe llegó cuando Russ Meyer la descubrió en una de esas noches y supo que había encontrado a la intérprete perfecta para su proyecto. Russ Meyer, ex fotógrafo de Playboy, era el director de cine maldito de los años sesenta que escandalizaba a la sociedad norteamericana con sus films de bajo presupuesto donde mezclaba sexo y violencia en la dosis justa para esquivar la censura. La fórmula se llamó sexploitation e incluía carreteras lejanas, estaciones de servicio y bares abandonados, pueblos con personajes marginales, chicas rudas de tetas grandes a la vista y el sexo violento como rito de iniciación; una fórmula eficaz que sería copiada hasta el cansancio en las décadas siguientes. Lo que ella no sabía era que ese proyecto la convertiría en una leyenda. Tura Satana sería para siempre Varla, la despiadada y sádica karateca de Faster Pussycat! Kill! Kill! (1965).




 

   Faster Pussycat! fue filmada en blanco y negro, lo que contribuye a reforzar la estética fetish de nuestra heroína. Violenta, descarnada y por momentos confusa, relata las aventuras de un peligroso trío de chicas delincuentes que arrastran su pasado por dondequiera que van sin esperanza de redención alguna. Un film más con el estilo de aquellos años que apenas sería recordado de no ser porque a medida que la historia transcurre en medio de una pesadillesca sucesión de torturas, violaciones y maltratos, Russ Meyer va esculpiendo sobre el personaje de Varla una obra maestra de sadismo femenino; una salvaje guerrera samurai, tan sexy como cruel, enfundada en jeans ajustados y turgentes senos, ojos delineados de negro brillando siniestramente detrás de sus largas pestañas y siempre secundada por una dupla no menos exuberante y peligrosa (Haji y Lori Williams).

   No fue sólo en sus films en donde Tura Satana dio un testimonio sobre el lado oscuro de los Estados Unidos. En su niñez, fue arrojada junto a su familia a los campos de concentración norteamericanos donde fueron a parar miles de japoneses durante la Segunda Guerra Mundial como prevención para evitar espionajes y acciones enemigas en su propio territorio. Cuando finalmente su familia pudo salir, Tura fue violada a los diez años por cinco delincuentes que fueron llevados a juicio pero terminaron impunes. Hostigada sin descanso en las escuelas debido a sus rasgos orientales y al mismo tiempo envidiada por su exótica belleza, Tura se desarrolló como atleta, llegó a ser cinturón negro de karate y debió aprender desde chica a responder a la violencia con más violencia para poder sobrevivir.


   Más allá de Faster Pussycat!, Tura Satana protagonizó otros clásicos de culto como Astro Zombies y The Doll Squad y al igual que Bettie Page, optó por retirarse de los escenarios en su mejor momento y rara vez volvió a aparecer en público. Así fue que comenzó a ser adorada como una diosa fetish de su tiempo, su misterio fue creciendo en los círculos de cinéfilos y sus películas son hoy consideradas films de culto. DC Comics la incluyó dentro del Big Book of Women, fue la protagonista de muchas historietas y un personaje de cosplay en muchas de sus convenciones. Pero la más famosa de las historias sobre ella nos remite al mismo rodaje de Faster Pussycat! Parece que Russ Meyer era un director bastante estricto en cuestiones de conducta y prohibía el sexo a sus actores y actrices durante los rodajes. Pretendía que la tensión sexual llegara intacta al día de la escena y no se desperdiciara durante las noches previas. Tuvo que hacer una excepción con Tura. La fogosa actriz lo emplazó directamente: o tenía a su disposición uno o más hombres para satisfacerla cada noche o renunciaba a filmar. Meyer tuvo que ceder porque entendió desde el primer momento que Varla no era muy diferente a Tura. No hace falta aclarar que los actores secundarios y los técnicos del film se entregaron con mucho gusto como ofrendas en el altar sexual de la guerrera insaciable. Cuando se trata de sádicas, siempre hubo y habrá hombres bien dispuestos.

   Tura Satana falleció el 4 de febrero de 2011 en Reno, Nevada. Este es mi homenaje a esta diosa de los años sesenta.


Las chicas de Faster Pussycat







   

sábado, 22 de agosto de 2015

El levante BDSM




   Como te llamás? Trabajás o estudiás? Qué estudiás? Venís siempre acá? Esas y otras preguntas del estilo resonaban en nuestros jóvenes oídos mientras bailábamos al ritmo de Pet Shop Boys o Madonna en las discos de los años ochenta y los chicos nos rodeaban invitándonos a bailar con indisimuladas intenciones de levante. Nosotras conocíamos el juego; ellos eran los cazadores y nosotras los tentábamos; ellos iban primero por las bellas y las bellas lo sabíamos y entonces nos hacíamos valer. Las reglas eran claras y tajantes en la disco - jungla; nadie reclamaba supuestos derechos porque lo peor que podía pasarte era quedar en ridículo. Las heridas de las derrota se lamían en soledad y lejos de las luces.

   Décadas después, mis Dóminas amigas y yo nos encontramos en este 2015 rodeadas de pseudogalanes que se autodenominan sumisos que intentan establecer por Internet sus propios rituales de conquista. Sus fórmulas, a diferencia de las ochentosas preguntas de rutina, suelen conducir a batallas dialécticas donde se exponen los deseos en forma vulgar, se plantean exigencias desde el primer momento y hasta se cosechan insultos si no se les proporciona la respuesta que ellos esperan. 

   Muy pocos varones que se muestran interesados en mujeres dominantes escapan al cliché de invadirnos con cuestionarios y preguntas. La mayoría de los que buscan por Internet suele arrugar frente al encuentro cara a cara; la razón más común que esgrimen son sus compromisos afectivos porque el BDSM parece ser un ambiente pirateril por excelencia. El caso extremo son los que pretenden setear a su gusto los requisitos de las Damas (yo a la noche no puedo, va a tener que ser por la tarde) o los económicos (si voy con vos, tengo que pagar la entrada?, pero si vos conocés a los organizadores.. dale, haceme entrar gratis) y suelen ofenderse cuando sus pretensiones son rechazadas de plano. Paracaidistas, oportunistas, incongruentes, desubicados, rencorosos, misóginos no asumidos.....Por otro lado, mucha gente que conozco no puede ni por chat ni cara a cara, sostener una conversación sobre sexualidad. Se vuelven interrogadores o por el contrario, apenas se atreven a decir su nombre. Sos dom? (cómo si fuera tan difícil de adivinar con los indicios que doy), Que me harías? (para así ponerse en el centro y dictar los límites), Como es una sesión con vos? (como si yo tuviera un libreto) y terminar en la inevitable cuantificación de Cuantos pares de botas, tacos altos, floggers, pieles, guantes, sumisos... tenés?

    Todas las frases y los pseudodiscursos de Internet parecen provenir del mismo manual del levante. De todas formas, he conocido mucha gente con la que ha valido la pena sostener conversaciones tanto por vías virtuales como reales. A mí me gustaron los ochenta y los noventa porque era común que el sexo naciera de búsquedas cara a cara y de un juego de seducción femenino. Me resulta fundamental jugar con la femineidad seductora y ver, sentir, tocar y hasta oler a la persona, sea hombre o mujer. Creo que la sensualidad es la esencia de la perversión y creo que las mujeres amantes del BDSM y las fetichistas estamos más abiertas a las sensaciones y a las experiencias sensuales que el común de nuestro género. Por supuesto también lo son nuestros sumisos: qué mejor prueba que sus detalladas descripciones de sus fetiches, fantasías y deseos, afinados hasta el máximo posible. Por eso, pese a que me encanta escribir este blog, charlar con mis amigas mediante Facebook y participar en redes, cuando de lo que se trata es de la plena satisfacción de mis pasiones y mis instintos, seguiré recorriendo el antiguo y sabio pantano de la sensual carnalidad.





sábado, 15 de agosto de 2015

Cascadas de pelo largo





   Empezá hoy por ser menos esclava de las opiniones sobre el corte de cabello que deberías tener y el restaurant de moda al que deberían llevarte. 

Mistress Roxy.  Dominar era una fiesta




   Los cambios de look en la cabellera tienen mucho que ver con los cambios de vida. Hubo un tiempo en que fui rubia con un estilo enrulada frizzé, alguna otra vez lo llevé corto y oscuro con marcadas patillas. Hace veinte años que sólo me corto el flequillo y me gusta lucir mi larga cabellera castaño oscuro con algunas canas que delatan mi orgullosa aproximación a las cinco décadas de vida vividas intensamente. No llevo lacas ni tintes ni spray; mi pelo es fuerte, salvaje y sano al igual que su dueña. Me siento orgullosa cuando me lo halagan y también cuando me critican su frizz natural, que a Mí me parece tan sexy, o cuando me interrogan sobre el porqué no me atrevo a un corte. Celebrando ese espíritu indómito de melena al viento, quiero compartir con mis fieles lectores este artículo de Dominique Browning, otra mujer madura que se niega a ser esquilada para cumplir con los mandatos de los coiffeurs. Ah! y la dama de pelo largo de las fotos, por si no me conocen, soy Yo. 


Mujer madura y de pelo largo 

   Mi hermana se preocupa. Mi agente piensa que me estoy escondiendo detrás de él. Una amiga preocupada insinúa que socava mi credibilidad profesional. Pero en la mitad de mi vida, estoy feliz con él. Lo cual es mucho, teniendo en cuenta lo que le está ocurriendo a mi cuerpo de 55 años.

   Me siento muy bien con mi pelo.

  Tengo pelo largo. Y no hablo de pelo largo como para que me roce suavemente el hombro cuando inclino la cabeza. No hablo de que me atrasé dos semanas en mi visita a la peluquería. Hablo de pelo largo. Suficientemente largo para una cola de caballo que se balancea. Largo como para apoyarme contra él cuando me siento en una silla. Largo como para tener que levantarlo cuando me estoy poniendo un suéter. Largo como para trenzarlo.

   Lo peor (para mis críticos) es que mi pelo está encaneciendo. Por supuesto. El pelo de todo el mundo está encaneciendo. Pero para mí, eso no tiene nada de malo. No juzgo a nadie ni censuro las tinturas. De hecho, la variedad de tinturas sintéticas para el pelo me parece un impresionante testimonio de nuestra infinita creatividad química. En cuanto a mi propia cabeza, soy un poco paranoica con las pociones olorosas que causan picazón.

   Nadie parece tener problemas cuando una mujer de cierta edad va a la peluquería a cortarse el pelo. Se considera que eso es lo apropiado, como si estar esquilada fuera una manera de liberarse de los enredados lazos del pasado. Pero por qué la gente se manifiesta con tanta dureza sobre el pelo largo de las cincuentonas? Ya he escuchado lo suficiente como para catalogar esa multitudinaria protesta.

   Estás sobreactuando. El pelo largo no es la elección adecuada de las adultas. Expresa rebelión. Bien, mi pelo largo es una declaración de independencia. Me rebelo contra Procter&Gamble, e indudablemente contra las corporaciones norteamericanas en general. Antes el pelo corto solía ser el sello distintivo de una mujer liberada. Se acuerdan del rapado feminista? Yo sí, porque me lo hice. Pero ahora el pelo largo es un signo de liberación. 

   Sigues viviendo en la década de 1970. ¿Y por qué no? Me gusta tener 55 años y no abandonar los 15. Creo que nunca tuvimos mejores modelos que esas bandas de chicas que nos entregaron el corazón cantando durante aquellos días vigorosos y esas noches anhelantes: Bonnie Raitt, Donna Summer, Linda Ronstadt, Cher. Lo que seguramente haremos ahora será volver a usar esas vinchas de cuero con cuentas sobre la frente. Y podría añadir, ése sí que era un buen look. Si ustedes quieren agregar a la princesa Grace, Brigitte Bardot, Ingrid Bergman, Sophia Loren, Charlotte Rampling, Julie Christie y Catherine Deneuve a mi lista, perfecto. Los europeos tienen muchos menos problemas con las mujeres de cierta edad que usan el pelo largo. Pero claro, tienen menos problemas en general con las mujeres de cierta edad. Tal vez debería mudarme a París.

    El pelo largo exige mucho mantenimiento . Sí, admito que es un look que exige un cuidado amoroso y concienzudo. Es imposible hacer bodysurf  sin que las algas queden enredadas en la cabellera. Es imposible secarlo completamente cuando una está apurada para llegar a una entrevista de trabajo o a una cita a ciegas. Es imposible olvidarse el cepillo para el pelo cuando una viaja. Es imposible hacer jardinería o tejer o cocinar sin que el pelo se meta en el medio. Más de una vez he tejido una cana en una bufanda. Algo que, debo decirlo, considero un lindo detalle. Cualquiera creería que tener pelo largo significa gastar un montón de dinero en productos para el cabello. Pero mi estilista recomienda lavarlo regularmente con agua caliente y masajear el cuero cabelludo con la punta de los dedos. Hace falta un poco de paciencia hasta que los aceites naturales vuelven a equilibrarse, pero después?,  una cabellera brillante y saludable, gratis.

   A los hombres les gusta el pelo largo. Un momento. Y eso les parece algo malo? El pelo largo es arquetípico. Y todo el mundo sabe que los arquetipos están atravesados por el deseo. Esa es la razón por la que las sirenas, las selkies (animales acuáticos de la mitología céltica  que se transforman transitoriamente en mujeres) y las brujas tienen pelo largo. También las bailarinas. Todos conocemos el cuento de Rapunzel, quien estaba sentada en la cumbre de su solitaria torre, con su largo cabello colgando de la ventana, hasta que un príncipe escaló su cabellera para rescatarla. A los hombres les gusta jugar con el pelo largo de las mujeres. Les gusta enredar sus dedos en las trenzas. Les gusta soltar el pelo recogido. Les gusta que el largo pelo de ella les cubra el rostro como una capa protectora durante los besos apasionados. En resumen, el pelo largo es sexy. (También el pelo corto, por supuesto, pero de manera diferente, y no es eso lo que estamos defendiendo todavía.) Y el pelo largo significa que siempre hay, al menos, esperanza.

Dominique Browning

The New York Times





Traducción de Mirta Rosenberg
Fuente:  http://www.lanacion.com.ar/1323544-mujer-madura-y-de-pelo-largo


viernes, 7 de agosto de 2015

El voraz deseo de poder



   Siempre me resulta interesante volver a hojear la revista Tacones Altos (versión española de la norteamericana Leg Show) no sólo por la belleza fetish de las modelos que protagonizan los reportajes fotográficos sino porque las cartas de lectores suelen ofrecer muchos aspectos a destacar. Así es como llegué semanas atrás al número 30, de marzo de 1997, en cuyo correo de lectores se lee una carta firmada por una esclava que dice llamarse Verónica. 

   Verónica se refiere a un aviso de reclutamiento que dos reconocidas Dóminas españolas habían publicado números atrás. De acuerdo a lo que Verónica relata, dichas condiciones eran por extremo exigentes y el sentimiento de injusticia que nació dentro de ella al leerlas sumado a su propia experiencia, la motivó a tomar la pluma para expresar su opinión.

   Verónica argumenta en su carta que la sumisión no deja de ser un juego sexual. Una fantasía erótica que se practica de a ratos, que no debe interferir con una vida normal y nos ejemplifica la situación con su propia experiencia. Ella mantuvo contacto postal (años previos a Internet) con una mujer dominante que le exigía compromisos varios. Todo marchaba bien hasta que recibió una orden que le resultó de cumplimiento imposible: debía enviarle fotos de los pies de sus amigas. Por más que lo intentó, no consiguió que ninguna conocida se dejase fotografiar sus pies. Al no recibir las fotos por correo, la Dómina cortó la relación, sin importarle todo lo que Verónica le había brindado anteriormente, dejándola muy dolida.

   La carta llega entonces a un punto clave: analizando las exigencias que las Dóminas suelen poner como punto de partida para una relación Ama - sumisa/o y comparándolas con sus vivencias, Verónica define el BDSM como ...  la realización de un juego en el que ambas partes han de poner unas reglas, aceptadas por todos los jugadores y creo sinceramente que muchas Amas ponen sus reglas importándoles muy poco las reglas de sus esclavos.

   Tres meses más tarde, en el número 33, Tacones Altos publicó una respuesta. Se trataba de un esclavo de Sevilla, Willie, quien sostuvo que ..es la Dómina quien dicta las normas. Quien las acepte y cumpla los requisitos, será admitido. Nada más y nada menos. Te quejas de que muchas Amas ponen sus condiciones sin importarles las reglas de los esclavos. Olvidas que el esclavo es nada y el amo lo es todo. Es muy fácil, el esclavo puede proponer pero el Ama dispone. No hay nada más maravilloso que intentar ser Amo y te devuelvan a tu condición de esclavo. De lo contrario, a qué estamos jugando?

   Como se ve, Willie no era un esclavo del estilo de los que hoy recorren los foros BDSM de Internet reclamando por el cumplimiento del consenso y reivindicando los derechos de los sumisos. Pero reserva su mejor estocada para los siguientes párrafos.

   Albert Einstein decía que cuando se perdía, volvía a la pregunta esencial del problema. Vuelva usted, Verónica, a las esencias y no olvide que, a pesar de todo, el Ama necesita al esclavo porque éste es el espejo en el que se refleja su voraz deseo de poder. Los contrarios opuestos están condenados a entenderse. Lo que ocurre es que usted está resentida porque su Ama la ha abandonado. Es comprensible. No crea que es la única a la que han dejado así. Si le sirve de consuelo, a mí también.

   En este punto de su carta, Willie nos cuenta el final de su relación con su Dómina cuando ella le exigió que le preparara un trono que debía estar listo a su llegada a Sevilla para sesionarlo a él y a otros esclavos. El no pudo cumplir con el pedido. Lo más cerca que estuvo de obtener el trono fue gracias a un antiguo amigo, un anticuario, que se negó a alquilárselo para una sesión y sólo accedía a venderlo a cambio de una cifra inaccesible para él.

   Fue imposible, amiga Verónica, conseguir un trono para mi venerada Señora. Ni siquiera me molesté en llamarla de nuevo. Entendí que pedirme lo que me pidió era la forma que ella tenía de darme el pasaporte. Así se despiden las Amas con clase. Sutilmente, pidiéndote lo imposible, fui arrojado a las tinieblas. El contrato había sido roto unilateralmente, como debe ser. Desolado, sin trono y sin Ama me retiré a lamerme mis heridas pero no se me ocurrió jamás por la cabeza iniciar un ajuste de cuentas como el que usted, amiga Verónica, ha publicado. Lo que ocurre es que usted, después de todo, no es una auténtica esclava. Bueno, nadie es perfecto.

   La carta de Willie es una maravillosa síntesis de lo que es la sumisión para muchas personas que la gozan porque también saben sufrirla en silencio cuando la moneda les cae del otro lado. No siempre la dominación y la sumisión es un juego del que se entra y se sale a voluntad bajo reglas consensuadas.

   Los esclavos sexuales existen. No son más ni menos que otras personas. Cada uno tiene el derecho de aspirar a vivirlo como más le guste o fantasee. Lo que no se puede es pretender el título y el reconocimiento por otra persona de una esclavitud que no existe. También para Mí, un esclavo sólo llega a serlo cuando logro ver en él a mi deseo reflejado. Mi voraz deseo de poder.




sábado, 1 de agosto de 2015

Stella Van Gent



   Las divas fetish son mujeres de una raza especial. Me refiero a aquellas nacidas en la era de Internet, que no necesitan ser actrices ni vedettes, ni siquiera dominatrices, sino simplemente ellas mismas. Desde sus páginas personales, sus blogs, sus perfiles en Google y en Facebook, se exhiben a plena lujuria de cuero y vinilo, paseando por el mundo, haciendo compras en las mejores tiendas, divirtiéndose y dándose todos los gustos inalcanzables para las comunes mortales. Sus legiones de adoradores cubren todos sus gastos, sus insolentes exigencias son parte del encanto fetish que irradian a su paso, jamás se bajan de la altura de sus tacones y hasta sus nombres de fantasía nos remiten a una aristocracia femenina a la que solo unas pocas elegidas son capaces de acceder.

   Se suele decir que divas eran las de antes pero estas bellas déspotas de la sensualidad y el lujo son las divas de nuestros tiempos. Así es Stella. De sus miles de fotos que recorren toda la web, clickeadas millones de veces con likes, elegí sólo doce para este calendario de julio, que fueron publicadas hace años en su página personal Redoptics y que la muestran en botas altas, mis favoritas. Paseando por el Trocadero de París, majestuosa en sillones y chaise longues, desparramando el poder del fetiche en paisajes nevados o jugando a ser una sexy damsel in distress desde sus imponentes thighhighs blancas con arabescos negros, ella es Stella Van Gent.  




Enero



Febrero



Marzo



Abril




Mayo




Junio



Julio




Agosto



Septiembre



Octubre



Noviembre


Diciembre

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...