miércoles, 30 de enero de 2013

El amor del marido cornudo





   Con mi dominado marido solemos tener largas discusiones acerca de la sumisión masculina. Siempre me ha resultado fascinante por lo contradictoria, la intensidad con que tantos hombres fantasean con ser sometidos por una mujer altamente sexuada pero a la vez, pretenden arreglar a esa mujer de acuerdo a sus propios gustos (como si fuera posible). No me cabe duda que existen algunos hombres que son sumisos puros, es decir, varones que desean entregar el poder (con límites o no) a una mujer porque disfrutan de esa cualidad sumisa de su personalidad que es tan propia de ellos como su estatura o las dimensiones de su pene. O suele suceder, como el caso de mi sumiso marido, que yo soy su Ama porque soy su fantasía de toda la vida. Así es más fácil. 

   La práctica del cuckolding (el adulterio de la esposa consentido por el marido) por definición pone a la mujer en un lugar central, en donde su goce sexual es la única variable a tener en cuenta. El hombre disfruta de la puesta de cuernos a un costado, como invisible, fuera de los focos o detrás de los cortinados, siempre atento a que todo marche bien. Pero siempre o caso siempre, él ha estado involcrado desde el principio y lo que ella hace es en gran parte su fantasía.

   Para que el cuckolding marche bien, debe haber pareja constituida en donde la mujer goce de una libertad sexual absoluta. Y si está constituida bajo la órbita de la sociedad convencional, el morbo es mucho mayor. Cuando lo que se le propone a una mujer es justamente un universo de placeres sensuales sobre los cuales ella reinará como señora soberana, cuesta decir que no. Claro que a veces, ellos, en el apuro por concretar su calentura, no toman en cuenta que no todas las mujeres tienen la madera para crecer y desarrollarse para ser las reinas fetichistas de su fantasía de cornudo. El más diestro artesano no podrá hacer gran cosa sin la materia prima correcta. Un gran orfebre no puede obtener demasiado brillo si se dedica a pulir un diamante falso. 

   Es que sólo a partir de la aceptación de la mujer de que su condición de Ama nace de su propio poder y no de una construcción ajena, es que puede nacer y desarrollarse una pareja con sexualidad Femdom. Nunca al revés. La sexualidad femdom no es ni podrá ser jamás una construcción masculina. La decisión fundamental llega cuando la mujer entiende y se hace carne en ella de que ese placer que el hombre le propone e imagina inmenso para ambos va a ser la piedra fundamental de su vida sexual y no es un accesorio más.

   Esa construcción sexual que él nos tiene preparada y que nosotras perfeccionamos cuando la hacemos nuestra, tiene muchísimo de verdadero y romántico amor. Seguramente no es el la expresión de amor que nos enseñaron a valorar desde chicas pero es mucho más sincero y visceral. Ellos nos imaginan gozando de todas las formas posibles, sin límites ni contraprestaciones, dándonos todos los gustos. Si esto no es amor, no sé que es.

   Una verdad de esas que duelen reza los hombres sólo se muestran como son cuando van con una puta. Es que solamente el dinero puesto en la mesita de luz empareja la situación de mostrarse tal cual son, con sus fantasías y debilidades. Y somos Nosotras, las Señoras Adúlteras, las más grandes putas de la historia, las que nos apropiamos de todos los secretos del sexo, las exquisitas amantes que sabemos recorrer los más íntimos recovecos de las fantasías, las que sabemos usar como nadie las armas de la seducción y el poder. Somos Nosotras las que terminamos de romper de una vez todas sus cadenas para hacerlos libres y que ellos puedan mostrarse como realmente quieren ser. 




viernes, 25 de enero de 2013

Grey. Erotismo arquetípico


 Pasaron ya algunos meses desde que 50 Sombras de Grey y su condición de bestseller fuera tema de discusión en todos los foros BDSM. Aclaro entonces: no leí el libro, no pienso leerlo, no me interesa su enfoque y desde el vamos me molesta el remanido argumento de que un libro es parte de una trilogía. Pero dado su incuestionable éxito editorial, quiero compartir esta inteligente reflexión de Vicente Battista, publicada el 17 de agosto de 2012 en el Suplemento de Cultura del diario La Nación.

Erotismo arquetípico

   Erika Mitchell, 48 años, productora de un canal de TV británico, madre de dos hijos y esposa feliz, era una lectora compulsiva de Crepúsculo. Se había convertido en una fanática de Bella Swan y de Edward Cullen, los jóvenes y castos héroes de la saga de vampiros light escrita por la norteamericana Stephenie Meyer. Secretamente, Erika Mitchell también aspiraba a ser escritora, por lo que su familia y amigos no se alarmaron más de la cuenta cuando decidió canjear su nombre real por el de E.L. James y, a partir de esa metamorfosis, transformarse en una fan fiction. El término, como se sabe, engloba a los hombres y mujeres que mediante un blog o una cuenta de Twitter escriben historias protagonizadas por sus personajes favoritos, pero cambiándoles la naturaleza que tenían en la ficción original. Así podremos encontrar a Caperucita Roja convertida en femme fatale . Las fantasías de E.L. James giraron en torno de Bella Swan y de Edward Cullen: transformó a la casta pareja en dos criaturas desbordantes de sexo sadomasoquista. Los ardientes jóvenes primero navegaron por el blog y el Twitter, poco después deambularon por un libro electrónico y finalmente, rebautizados, ingresaron al libro tradicional. Ahora, bajo los nombres de Anastasia Steele y Christian Grey, son los laboriosos protagonistas de Cincuenta sombras de Grey.

   La relación sadomasoquista entre amo y esclava es uno de los temas recurrentes en la literatura erótica. Los franceses (Marqués de Sade mediante), se muestran como pioneros del género. Pero serán las francesas quienes lleguen a la cota más alta. En 1954 Dominique Aury, bajo el seudónimo de Pauline Réage, publica su célebre Historia de O, y, treinta años más tarde, Marguerite Duras da a conocer otra novela ejemplar, El amante.  El esquema, con ligeras diferencias, es similar: joven mujer que no vacila en llevar a cabo todo lo que le exige su macho dominante. E. L. James no se aparta ni un centímetro de ese esquema: Anastasia es una joven universitaria de 21 años que entrevista a Christian Grey, un empresario que no llega a los 30. A James no le inquietan los arquetipos, acude a ellos con alarmante puntualidad. Christian es un perfecto adonis y, según proclama Anastasia, resulta bello por donde se lo mire. Diestro jugador de golf, cuenta con un jet lujosísimo y un sofisticado helicóptero, viste ropa carísima y come en los mejores restaurantes. Anastasia, en cambio, poco tiene para ofrecer, salvo su pulcra virginidad. Niña inocente a merced de varón poderoso: nada nuevo bajo el sol? ni sobre la cama. Aquí, precisamente, es donde se marca la diferencia.

   The New York Times proclama que Cincuenta sombras de Grey  es la novela erótica que ha revolucionado a las mujeres de Estados Unidos, y el Daily News dice: La exitosa combinación de historias románticas y juego erótico de alto voltaje que ha tocado la fibra de muchas mujeres. ¿Juego erótico de alto voltaje? ¿Los entusiastas críticos de The New York Times y del Daily News alguna vez habrán posado sus ojos sobre aquella célebre y anónima princesa rusa? O, en el estricto espacio de la literatura, ¿habrán leído a Sade? La más puritana página del marqués es infinitamente más erótica que la más encendida página de James.

   Aquellos que cultivan las relaciones sexuales encuadradas en la sigla BDSM ( Bondage, Dominación, Sumisión, Masoquismo) suelen firmar el contrato RACK, acrónimo de Risk Aware Consensual Kink, que para los hispanoparlantes pasaría a ser riesgo asumido y consensuado para prácticas de sexualidad alternativa. Antes de poseerla, el amo Grey le exige a la sumisa Anastasia que firme ese contrato. Ahí se detallan qué acciones sádicas estarán permitidas y cuáles no. Asimismo, se exponen una serie de normas de cumplimiento obligado; por ejemplo: la Sumisa no beberá en exceso, ni fumará, ni tomará sustancias psicotrópicas, ni correrá riesgos innecesarios. El profiláctico es de uso ineludible. Estamos frente a recomendaciones más cercanas a la salud pública que al desenfreno sexual. La inocente Anastasia pierde su virginidad en la página 133, pero habrá que esperar hasta la 510 para ver por fin la escena sadomasoquista. Christian ata a Anastasia a la cama y la castiga con el adecuado látigo de tiras. No alarmarse: hay otras muchísimas escenas de sexo contadas con lujo de detalles que, es de sospechar, no se diferencian mucho de las que habitualmente llevan a cabo las entusiastas lectoras de Cincuenta sombras de Grey . Acaso éste sea el único mérito de la novela: ofrecer más de lo mismo y conseguir que se lea como si fuera algo único y diferente.

Vicente Battista






Viernes 17 de agosto de 2012 | Publicado en edición impresa

viernes, 18 de enero de 2013

Videoteca. Guantes largos en el cine. Las Divas Clásicas (1940 - 1960)


Rita, la Gran Diosa del Guante, en colores


    For the Love of Operagloves  es una página dedicada al culto del fetiche de los guantes largos y sus musas. Una de las páginas más completas que conozco dedicada a un fetiche. Desde su misma presentación, los autores nos cuentan que  ....desde que Sarah Bernhardt, la Divina, presentó el guante largo o mosquetero a todo Estados Unidos en la década de 1870, el guante operaglove, adornando  los brazos de las mujeres más hermosas, ha sido la perdición de todos los espectadores masculinos.
   
   Basada en lo que los autores de esta página maravillosa han recopilado durante años, y especialmente dedicado por mí a todos mis sibaritas amigos, rendidos admiradores de las más exquisitas y enguantadas garras felinas, quiero presentar diez escenas inolvidables protagonizadas por diez sensuales y femeninas diosas luciendo operagloves durante la época de oro de las divas del cine clásico, de 1940 a 1960. 

Guantes largos en el Cine. Las Divas Clásicas.


Puesto 10. Bettie Page.

La más sexy de todas. Sus fotos y cortos filmados entre 1952 y 1957 bajo la dirección de Irving Klaw la transformaron en el símbolo máximo de la sexualidad fetichista y el bondage. Su participación en películas se reduce a tres filmes de Klaw (Stripperama, Teaserama y Varietease). En 1955 posó en Playboy y su carrera como pinup llegó al máximo de su fama para recluirse en el silencio un tiempo después. Solía imaginarme que el de la cámara era mi novio y yo estaba haciéndole el amor. Esta escena corresponde a uno de sus cortos filmados por Klaw donde ella luce muy sensual en lencería y operagloves.





Puesto 9. Kim Novak, I could write a book de Pal Joey (Columbia, 1957).

Frank Sinatra, envuelto en un trío amoroso entre  Rita Hayworth y Kim Novak. El decidió por su propia cuenta que debía ser Hayworth quien encabezara el cartel de la película y con su chispa habitual dijo, al ver su nombre entre los de Rita y Kim.. no me molestaría quedar atrapado en medio de ese sandwich. Kim fue otra de las sensuales rubias platinadas de aquellos años de oro y al igual que Jayne Mansfield y Marilyn Monroe, hoy es reivindicada por millones de chicas sissies. Frank arranca cantando y Kim ingresa al 1:00  min. luciendo unos preciosos operagloves color lila.






Puesto 8.  Diana Dors, An alligator named Daisy  (Rank, 1955).

La sex symbol británica por excelencia, la versión inglesa de la rubia sensual estilo Marilyn. Quiso dar el salto a  Hollywood en 1957 pero su carrera no prosperó. En los años sesenta y setenta, triunfó en la TV británica y en los diarios sensacionalistas de Fleet Street gracias a los rumores que corrían sobre ella y las parties que organizaba. Parece que a la rubia Lady Diana le gustaban los gang - bangs. Los guantes llegan a los 0.25 min.






Puesto 7.  Ava Gardner, Dont Tell me de The Hucksters  (MGM, 1947).

El animal mas bello del mundo. Esta es una de las primeras apariciones importantes de Ava Lavinia Gardner en la pantalla grande, deslumbrando con su belleza y sensualidad a un maduro Clark Gable a quien Deborah Kerr pesca in fraganti más de una vez  con la mirada absorta. La voz de Ava en la canción es de Eileen Wilson.





Puesto 6.   Elizabeth Taylor, Sarasate's Gypsy de  Rhapsody (MGM, 1954).

El momento de operagloves blancos que sobresalen en medio de tanta negrura de satin enguantado. Elizabeth Taylor con Vittorio Gassman. 





Puesto 5.  Cyd Charisse, Girl Hunt de The Bandwagon (MGM, 1953).

El film fue célebre por el número de Dancing in the Dark pero es en esta escena, Girl Hunt  en donde Fred Astaire enseña como un caballero sabe hacer brillar a una dama, la muy bella Gabrielle (Cyd Charisse). No sólo se destacan los operagloves y las hermosas  piernas de ella, atención a la manera en que abre su tapado al salir a la pista, tan dominante y muy sexy. Ella aparece recién a los 0:59 min. de video.





Puesto 4.  Jane Russell Looking For Trouble de The French Line (RKO Pictures, 1954)

Filmada en el apogeo de la carrera de Jane, un año después de protagonizar con Marilyn Monroe Gentlemen Prefer Blondes. Una película cuestionada en su momento debido al vestuario de Jane, diseñado  para lucir su espléndido físico, en particular en este número. RKO filmó la película con un proceso tridimensional que denominó Future Dimension y, para avivar la hoguera, Howard Hughes, el productor, utilizó como frase propagandística JR in 3D, It'll knock both your eyes out!.  La Legión de la Decencia condenó la película y llamó a un boicot. La Breen Office, que aplicaba por entonces lo que se conocía como el código Hays, que regulaba los contenidos apropiados para ser exhibidos en el cine se negó a dar un sello de aprobación del Código de Producción. Hughes entonces aceptó, después de la ejecución inicial, hacer algunos recortes a la escena y publicar la película plana (sin el proceso 3D). La publicidad cambió el lema inicial por That Picture, that dance you've heard so much about!. Como era de esperar, la controversia no hizo mas que aumentar el éxito del film.






Llegando al podio (supongo que los que saben algo de cine ya se imaginan quienes son las tres que suben) llegan tres escenas, tres mujeres y tres pares de guantes que son íconos de nuestra civilización. Ellas tres marcaron estilos, simbolizaron épocas e inmortalizaron la figura de la diva en óperagloves. La historia del cine no sería la misma sin ellas.


Puesto 3. Audrey Hepburn, escena de apertura de Breakfast at Tiffany's (Paramount, 1961).

Holly Goolightly baja con guantes largos del taxi una mañana solitaria frente a la joyería Tiffany's. Años después Blake Edwards, su director, comentaba lo afortunado que había sido al poder filmar con tan poco tráfico esa mañana de Nueva York. Un detalle, Truman Capote, autor de la novela, quería a Marilyn Monroe para el rol protagónico. 





Puesto 2. Marilyn Monroe, Diamonds are a girl's best friend  de Gentlemen Prefer Blondes (20th Century Fox, 1953).

Diamantes, guantes largos rosas y la rubia más hermosa en su mejor momento. Ella y Jane Rusell eran two little girls from Little Rock, que buscaban amor y fortuna en un transatlántico. La escena es una de las más famosas en la historia del cine y sigue estando muy perseguida en Youtube por cuestiones de copyright.





Puesto 1.  Rita Hayworth, Put The Blame On Mame de Gilda (Columbia, 1946)

There never was a woman like Gilda anunciaba el poster de la película. Se equivocaron porque nunca hubo pero tampoco nunca habrá otra como Gilda. Echale la culpa a Mami, la sirena más sexy de todos los tiempos, que no era demasiado buena con las cremalleras pero sí para sacarse el negro y largo guante en medio de una historia de amor tortuosa con ribetes de sadismo, avanzada para su época. Alguna vez, ella dijo Los hombres se enamoran de Gilda pero al otro día se despiertan conmigo.  Alguien le habrá contestado que era inevitable.






Cyd Charisse



lunes, 7 de enero de 2013

Los Reyes Magos las prefieren rubias

  

   El verano y la playa nunca me resultaron demasiado sexies. Confieso que pongo el glamour en la capelina, los anteojos de sol, pareos y muchas pulseras. Pero anoche, que fue la noche de Reyes Magos, decidí seguir no una estrella sino doce. Doce estrellas, doce rubias deslumbrantes de todos los tiempos en bikini o malla enteriza. Pongan música de los Beach Boys, preparen daiquiris y licuados frutales y doce reposeras porque mis elegidas para el Calendario de Enero, están llegando a la playa. 



Enero. Pamela Anderson


Febrero. Grace Kelly



Marzo. Ursula Andress



Abril. Claudia Schiffer


Mayo. Anita Ekberg





Junio. Bo Derek


Julio. Marilyn Monroe


Agosto. Raquel Welch


Septiembre. Jerry Hall


Octubre. Brigitte Bardot


Noviembre. Jayne Mansfield




Diciembre. Farrah Fawcett

martes, 1 de enero de 2013

Sado argentino. Así nacía un fetiche





   Dedicada a dasautox, uno de los pocos que tuvo el coraje de cuestionar uno de los pilares de nuestro hipócrita BDSM progresista al admitir públicamente que las diferencias de clase social son una fuente de excitación fetichista tan válida como cualquier otra.


    La tía de mi marido, fallecida hace años, acumuló durante décadas una gran cantidad de periódicos antiguos. No quisimos descartarlos sin antes revisarlos. Así fuimos durante años descubriendo antiguos testimonios que nos revelaban la historia de la evolución de un país y de una sociedad. Y así fue que nos topamos con un  regalo especial: el día 1 de enero de 1938, hace setenta y cinco años, la Sección Segunda del diario La Prensa, el más importante editado en Buenos Aires para esa época, publicaba bajo la firma de Alberto Prando, un breve relato titulado Una Snob.  

   La protagonista es una muchacha rica y bella que viaja en un transatlántico hacia Europa, cargada de baúles, como es la costumbre de la alta sociedad de la época. Uno de sus compañeros de viaje es el narrador de la historia, quien la va describiendo a lo largo de los párrafos como una joven mujer frívola y banal (de allí su calificativo de snob) pero a la vez bella y elegante.  Así nos cuenta por ejemplo, los momentos previos a zarpar. 

   Una risa juvenil, hermosa, si no hubiese estado fuera de tono, estalló a mi lado. Una mujer elegante, movediza, inquieta, agitando su pañuelo.....Mi futura compañera de viaje exhalaba un intenso perfume de ámbar....sus párpados estaban pintados de azul y brillaban bajo un ungüento o vaselina...el dibujo de su boca también había sufrido los estragos de aquel caprichoso afán por enmendarle la plana a la naturaleza y el lápiz de carmín había corregido el armonioso diseño de su arco. La joven tenía las manos enguantadas, hermosas, y movíalas al saludar primorosamente. Quebró luego su cintura en una actitud de encantadora femineidad, traicionando así al modisto empeñado en desvirtuarla, ensanchándole los hombros y oprimiendo la ampulosidad de las caderas.

   Es evidente que las costumbres de nuestra señorita son para la época, modernas y cosmopolitas. El narrador critica excesos en el vestirse y el maquillarse pero a la vez se engolosina morbosamente describiendo los detalles. En los párrafos que siguen, el carácter de la protagonista es esculpido y perfeccionado. Ella va dejando de ser una solamente una pasajera bella y frívola que hace alarde de su hermosura y su riqueza para representar algo mucho más profundo y perturbador. La Snob encarna un estereotipo de mujer que sólo se dedica a la satisfacción de sus deseos

   En esa vida de a bordo superficial, en la espuma misma de las trivialidades, nuestra viajera ocupó de inmediato, una posición de halago. Arrastró tras de sí una corte de admiradores. Fue el centro y la mira de un bullicioso grupo que dirigió a su antojo.....Ella tenía un natural don de simpatía, desvirtuado por su incontenible afán de chocar el sentimiento de las gentes. Necesitaba un público favorable o adverso, nunca indiferente. En pocos días nos dió a conocer una variedad multicolor de provocativas mallas de baño y amplios sombreros para resguardarse del sol. Se tostó, sin embargo, en sus rayos hasta broncearse y mostrósenos en sus escotados vestidos de baile, sin duda, hermosa, entre deportiva y exótica mujer tropical

   Nos mueve a sonrisa leer acerca de  lo provocativo de las mallas de baño de allá por 1938 así como el detalle de  broncearse, lo que representaba para entonces toda una excentricidad. El clímax del relato ocurre cuando el transatlántico hace escala tocando tierra africana. Se acercan al borde del barco grupos de negros nativos sonriéndonos para que los ayudásemos con algo. La costumbre era que sacaran del agua las monedas que les arrojaban pero esta vez se negaban a hacerlo porque el barco había fondeado en aguas infestadas de tiburones. 

   Hizo entonces su aparición en cubierta nuestra heroína. La fatalidad de seguro le llevó a sostener que no era posible que tan cerca de nuestro navío pudiese haber tiburones. Y para disuadirnos de lo que dio en llamar un prejuicio, ofreció a los nadadores arrojarles algunas monedas. La respuesta de estos fue la del miedo, negativa. Entonces, su capricho, obstaculizado, tornóse imperioso. Cuando un oficial de a bordo intenta explicarle que los nativos conocen el mar y saben cuando no deben arriesgarse....ella pareció por fin ceder, y viéndola irse para internarse en el buque, todos creímos la cosa terminada....hasta que tornó a cubierta. Volvía arrebatada, sonriente y como quien oculta un designio, apretaba contra su seno uno de sus grandes sombreros para el sol. Extrajo de él un puñado de piezas de plata y las arrojó a los nadadores.  El relato nos cuenta que los negros dudan sobre si zambullirse o no pero la codicia puede más y se arrojan al agua. Aparecen en la superficie con las piezas en la boca, sonrientes, ilesos. 

   El mismo oficial fue a reconvenir a la imprudente. Pero ya nadie podía detenerla en su determinación. Mostrábase radiante en su desafío, feliz con el espectáculo salvaje. Y nuestra viajera, no sé si para abreviar o agrandar el espectáculo, volcó de una vez el contenido íntegro de su sombrero. Un verdadero chorro de monedas de plata cayó desde lo alto rutilando en el aire luminoso.

   Podemos imaginar lo que sobreviene. Los negros vuelven a zambullirse en busca de las monedas una y otra vez, hasta que la fiesta se vuelve drama cuando de pronto, entre medio de gritos de terror, todos comienzan a subirse apresuradamente a los botes. Ellos nos mostraban desde los botes a uno de sus compañeros desvanecido, pálido como ceniza, cuyo pie derecho pendía cual un colgajo, manando sangre

   El final del relato nos muestra la previsible moraleja. Nuestra chica snob, arrepentida de su acto, le entrega a la familia del herido mil libras esterlinas y un gran atado de ropas elegantes y multicolores para que distribuyera entre su familia. No conforme con esto, ella hizo la formal promesa de no pintarse ni bailar mientras no tuviera la seguridad de que el negro no había muerto como consecuencia del accidente

   Una Snob es una historieta sin grandes valores literarios pero muy útil como un ejemplo de como se relacionaban determinadas características sensuales propias de las chicas malas con conductas cínicas que no guardaban ningún tipo de consideración hacia los demás. El mensaje es directo: ellas son las más atractivas pero atraen el desastre por donde van. Es muy interesante la minuciosidad morbosa con que el autor describe la vestimenta y el maquillaje de la protagonista asociándolos a su altanero comportamiento lo que convierte a Una Snob en una típica fantasía Femdom no muy diferente de cualquier otra que podemos leer hoy en una revista fetichista porque en su esencia se trata de una mujer sensual que alardea del poder que emana de ella. Si todo fetiche nace de un estereotipo erótico elaborado con alta precisión, yo estoy segura que las lecturas del estilo de Una Snob  educaron inadvertidamente a legiones de fetichistas y a dinastías de Mesalinas.

   Pasaron exactamente setenta y cinco  años desde aquel lejano Año Nuevo de 1938 en que La Prensa publicó Una Snob. La antigua voz que enseña que las mujeres debemos comportarnos de acuerdo a una cierta ética no se ha acallado sino que ha sabido adaptarse a los nuevos tiempos. En lo que toca al BDSM, pululan por todos lados los ilustres que no dudan en condenar al estereotipo clásico de la Mistress Sado y asociarlo directamente con malos comportamientos y abusos. Los foros de hoy, tan correctos y cuidadosos en sus formas, están llenos de acusaciones hacia las Dóminas fetichistas que gozamos de un sado donde la única ley son nuestros egoístas placeres sensuales. Deberían haber aprendido después de tantas décadas que sólo nos vuelven cada vez más deseables porque nada atrae mas que la transgresión del placer prohibido. Por eso les contestamos desde esta vereda muchas gracias por los servicios prestados. Jamás tuvimos mejor prensa que los enemigos que nos dignifican. 




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