jueves, 24 de noviembre de 2016

Videoteca. Felinas en Catsuits. Los Disco Pants de Spandex


   En 1959, la empresa Dupont patentó el polímero spandex, también conocido como elastano, con el nombre comercial LYCRA. El nuevo invento presentaba extraordinarias propiedades de elasticidad y aplicado sobre prendas de vestir se adaptaba como una segunda piel a las sensuales curvas femeninas despertando toda clase de fantasías. En los años setenta y principios de los ochenta, las prendas de spandex invadieron las discotecas del mundo entero. Tanto los catsuits como los pantalones elastizados les permitían a las chicas bailar con ropas ajustadas sintiéndose seductoras y libres a la vez. El efecto en la moda de la noche fue tan fuerte que los pantalones de spandex pasaron a ser conocidos como disco pants



Olivia Newton John

   Cuando llegaron los años ochenta, el uso de combinaciones de polímeros más brillantes como el latex o el vinilo junto con la visibilización más explícita de la estética Femdom dejaron al spandex reducido más a lo funcional, asociado a los leggings y a la ropa deportiva. Así fue como aquellos ajustados catsuits y pantalones que liberaron y a la vez objetivaron más que nunca a las chicas sexies, se sumaron a la larga lista de fetiches vintage; en este caso nos hacen revivir los discotequeros años setenta; una época que suele ser considerada tan frívola y superficial como vivaz y excitante.


Amanda Lear

   Mis anteriores entradas Felinas en Catsuit. El nacimiento del fetiche y la más reciente Catsuits vintage están enfocadas en escenas de films y programas de TV protagonizados por diez divas que hicieron famoso al catsuit en los años sesenta. Ellas fueron Julie Newmar, Diana Rigg, Marianne Faithfull, Jane Fonda, Ann Margret, Rosanna Podestá, Ursula Andress, Mamie Van Doren, Mónica Vitti y Brigitte Bardot. Este nuevo top ten nos lleva de paseo a la década siguiente. Catsuits y disco pants.



Felinas en catsuit. Los disco pants de spandex 


Puesto 10.  Ann Margret. Stouthearted  man.

Ann Margret ya era una actriz y bailarina consagrada cuando protagonizó este número para un nostálgico programa de TV estadounidense de 1980 llamado Hollywood movie girls donde recrea un viejo número de jazz junto a seis bailarines con una estética leather gay que por momentos nos hace recordar a Queen y a Freddie Mercury en el video de Crazy little thing called love, grabado en el mismo año. Ann aparece al 1:00 min. del video, luciendo su espléndida y escotada madurez para ser adorada por los muchachos leather mientras baila enfundada en un par de disco pants negros resaltando una cintura que debió ser la envidia de cualquier jovencita de su época. 





Puesto 9.  Diana Ross. I´m coming out.
Uno de los clásicos de la carrera solista de Diana Ross en un show en el Central Park de New York. En la época en que no había pantallas gigantes, muy pocos habrán disfrutado de su brillante catsuit violeta. 
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Puesto 8.  Cheryl Ladd. Missing you.
Cheryl Ladd se ganó todo mi odio infantil cuando reemplazó a mi idolatrada Farrah Fawcett para la segunda temporada de Los Angeles de Charlie. Una traición de esas que todavía hoy me cuesta olvidar, pese a que la mayoría de los fans de la serie reconoce que la química del segundo trío era superior a la del primero. Paralelamente a la serie, Cheryl llevaba adelante una carrera de cantante sin demasiados éxitos, sacando discos regularmente a lo largo de toda la década. En 1979, su album Dance Forever incluyó la canción Missing you; apenas una excusa para verla en este video luciendo un top a espalda descubierta y unos disco pants negros de tiro bien alto que le hacen una cola preciosa. Cuando veo la forma tan sexy en que la rubia se saca la chaqueta y como se pavonea entre los 10 y los 20 segundos, me dan ganas de perdonarla. 




Puesto 7.  Raffaella Carrá. Rumore.
1978 y 1979 fueron los años dorados de la Raffaellamanía en Argentina. El album Raffaella, grabado en 1976 con canciones en castellano, las actuaciones en vivo y las películas que filmó en Buenos Aires despertaron la adoración de un país entero que jamás olvidó a la bella chica rubia de Bolonia. De ese album lleno de éxitos que todavía se bailan en las discotecas retro, me quedo con Rumore y con esta actuación en playback para la televisión de Chile donde Raffaella despliega toda su energía de showwoman incomparable y luce el look Carrá que más me gusta; catsuit de spandex negro a espalda descubierta y mangas largas rematado con pantalones acampanados hasta el exceso. Una diosa. 




Puesto 6.  Erin Gray. Buck Rogers.
En 1979, Erin Gray apareció en la pantalla como la coronel Wilma Deering en Buck Rogers. Ya era reconocida como una de las modelos más cotizadas de los Estados Unidos pero fue recién a partir de ese momento cuando su estilizada figura se hizo inmortal para los fans del catsuit. Erin interpretaba a un personaje femenino de exhuberante sex appeal pero también capaz de tomar decisiones con poder y fortaleza. Una coronel mujer no era algo común de ver en la televisión de los años setenta. Siempre ajustada y elástica dentro de su armadura de spandex, Erin Gray fue una pionera en caracterizar a una astronauta que seducía con su andar felino entre futuristas comandos de naves espaciales y viajes intergalácticos. Si te gustan las heroínas de ciencia ficción con trajes fetichistas como el de Erin, no te pierdas de ver mis 10 Sensuales y Femeninas. Star Wars Fetish. 







Puesto 5.  Lynda Carter. Wonderwoman. 
La Mujer Maravilla de los años setenta no usaba solamente el short y el corsette escotado. Cuando la ocasión lo ameritaba y habiá que subirse a la moto o nadar, se enfundaba en un catsuit de spandex de color azul. 





Puesto 4.  Amanda Lear. Enigma.
Follie di notte fue un documental erótico de 1978 dirigido por Joe D'Amato con Amanda Lear como anfitriona recorriendo distintos sex clubs y discotecas alternativas en Nueva York, Paris y Las Vegas mientras promocionaba las canciones de su disco Sweet Revenge, por entonces en el top de todos los los charts. Este es uno de sus clásicos (Enigma, give a little mmh of me) y la cámara la enfoca ovacionada por el público de una disco que la ve llegar montada en una moto y luciendo un espectacular catsuit con cinturón y botas de cuero thighhighs. Todo el glamour de los setenta en su máxima expresión.





Puesto 3.  Jaclyn Smith. Charlie's Angels.

Por orden de Charlie, Kelly Garrett y Tiffany Welles deben infiltrarse en los bajos fondos para desenmascarar a un peligroso proxeneta. Tiffany (la rubia Shelley Hack) elige ponerse una falda y revolear la carterita de una forma poco convincente pero Miss Kelly demuestra que sabe muy bien como es eso de caminar la calle como una puta, contoneándose muy provocadora en sus ajustadísimos disco pants color rosa chicle. El capítulo es Angels on the street, de la cuarta temporada y este video tiene los momentos más top de Jaclyn Smith putaneando. Un ángel de Charlie casi nunca se mostraba tan osadamente sexual, lo que vuelve a esta escena extremadamente rara (y deliciosa).







Puesto 2.  Agneta Falskog y Frida Lingstadt. Abba. Gimme gimme gimme.

Abba había alcanzado en 1979 la cima del éxito. Al mismo tiempo que batían records de ventas de discos, Agneta y Frida imponían un nuevo estilo fashion con sus looks en vivo, en las actuaciones en televisión y en los videoclips que acompañaban a sus hits. Ellas promovieron una moda discotequera que representaba un cruce entre lo fetish y lo sissy que nunca volvió a verse con tanta claridad en otras artistas hasta Madonna. Justamente sería Madonna quien homenajearía a Abba décadas después en su Confessions Tour vistiendo el mismo catsuit blanco con ribetes azules que sus dos bellas inspiradoras suecas lucen en esta versión de Gimme gimme gimme, grabado durante una gira por UK. Madonna no sólo usó el catsuit en escena sino también relanzó el riff inicial de teclado de la canción para su megaéxito Hung up, la canción que capturó en el siglo XXI todo el espíritu de la dance floor de los '70, una época plena de glamour y seducción femenina.







Puesto 1.  Olivia Newton John. You're the one that I want.

Yo estaba muy preocupada en como pasar de ser la inocente Sandy a una actitud de chica mala y los pantalones me ayudaron mucho. La verdad es que aquellos pantalones me hicieron famosa. La gente todavía me pregunta si los tengo.


Olivia Newton John era por 1977 una cantante de country australiana radicada en Estados Unidos. Su carrera de actriz no despegaba y no estaba segura de aceptar el papel de Sandy en Grease junto a John Travolta porque temía al fracaso. Fue el propio Travolta quien la convenció. Olivia tenía una voz extraordinaria y yo estaba seguro que a ninguna otra le caería tan bien el rol de Sandy. Y la escena final es una bomba; la forma en que logró esa mezcla entre Marilyn Monroe y una motoquera sexy. 

La escena y la canción You're the one that I want  no sólo convirtieron a Olivia en un ícono inoxidable de los años setenta sino que definieron para siempre a los disco pants como un fetiche sexual. Pero la historia detrás de cámaras es curiosa porque nadie le dió a Olivia una indicación sobre como debía ser el outfit de Sandy para seducir a Danny - Travolta. Mientras revolvía un baúl de ropa de utilería buscando inspiración para componer a su personaje, Olivia encontró unos pantalones negros de spandex. Al ponérselos, los pantalones reventaron por lo ajustados que le quedaban y debieron ser remendados con ella adentro antes de filmar. Años después, Olivia los subastó para recaudar fondos para una fundación benéfica. Me gustaría saber quien fue la ganadora de la subasta, la que pujó hasta llevárselos, sin importarle el precio. Apostaría que fue una crossdresser.






Erin Gray

miércoles, 16 de noviembre de 2016

De la cuna a la cama Femdom.







   Es muy divertido escribir para lectores interesados en BDSM. De hecho, este blog sólo persigue dos fines: entretenerme y lograr que otras personas se interesen en esta forma tan particular de sexualidad. No existe ningún tipo de interés comercial ni ningún deseo de formatear una comunidad para que se adapte a mis deseos. Cuando aún no me había atrevido a instalarme por mi cuenta en el ciberespacio del sado, solía escribir mis fantasías, opiniones y testimonios en sitios moderados por terceros hasta que un cúmulo de malas experiencias me demostraron que la mayoría era absolutamente ignorante de los temas que pretendía moderar.

   Si bien la web parece explotar de fantasías de dominación femenina, los reales jardines del Femdom donde florecen delicias tan eróticas y gratificantes como el cuckolding o el sissismo suelen ser ajenos a las pisadas de la mayoría. Me atrevería a decir que además de ajenos son temidos. Hay algo en ese Edén rebosante de lujuria que da miedo, algo que huele a hembra desatada e incontrolable, algo que nos pone demasiado a la luz. Fue así que hace más de cuatro años, decidí re-escribir para el BDSM desde éste, Mi espacio independiente. Quien quiera leer, que lea. Y ya a esta altura me parece raro que muchas de mis columnas se parezcan más a un relato de mitos y leyendas que a escritos basados en hechos de mi vida real.

   También es raro escribir por el mero gusto de hacerlo desde la experiencia sexual pero a la vez desde la total inexperiencia literaria. Me declaro inimputable porque no me preparé para esto. Mi formación es la de una lectora y una curiosa observadora que lee y se excita con lo que va encontrando y descubriendo; desde Dian Hanson y Mario Vargas Llosa hasta Madonna y Masoch. Me gusta mezclar a Bettie Page con la Eva del Génesis y a ambas con Afrodita y Cleopatra, con las felatrices Tigresas Blancas, con las reinas del porno de los ochenta y con las Femdoms fetichistas tan difundidas en nuestra era digital. Soy una buscadora de congruencias. Me gusta entrelazar mis vivencias de dominadora con mitos, con escenas de películas, con dibujos eróticos y con la historia de los fetiches que tanto tienen que ver con el sado.

   Yo escribo para vos. Tus comentarios y vistas son mi única paga y satisfacción. Me encantaría que así como quien descubre en un altillo la insospechada y sensual lencería vintage de la mami o una antigua colección de revistas Playboy del papi, vos puedas descubrir gracias a mi blog que hay vida real en el planeta de la dominación femenina. Que no sólo es posible vivirla y gozarla en el sexo cotidiano sino que si vas por la calle y miras con cuidado, aprenderás a reconocer a tu alrededor una cosmovisión singular dentro de la diversidad sexual y que es independiente de sexos, géneros y edades. Una cosmovisión que es el resultado de una forma de vivir y de una actitud ante la vida que puede definirse como sado, sensual y femenina y que está por todas partes. Sólo hay que aprender a aguzar los sentidos para captarla.

   Espero que éste, mi Magazine, siga siendo una pequeña huella inspiradora no sólo para otras mujeres sino para tantas sissies y chicas crossdressers que disfrutan identificándose con nosotras, como soñadoras y como discípulas. Este es mi brindis y mi deseo para esta semana de noviembre de 2016, en la que cumplo cincuenta años.




Mistress Roxy


martes, 8 de noviembre de 2016

La silla de la Venus vs el BDSM protésico



  

   El gran B.B. King decía que el blues es como la comida del sur de los Estados Unidos. Un tradicional plato sureño lleva muy pocos ingredientes; el arte del buen cocinero radica en saber combinar esos ingredientes en la cantidad justa y en el momento justo. Al igual que el blues y que la cocina sureña, la dominación femenina también requiere de muy pocos ingredientes básicos y la gracia de la dominadora es saber combinarlos para generar una armonía y así lograr que el ritmo del sexo fluya placenteramente. Anoto lo imprescindible: mujeres dispuestas al goce, belleza fetish en los accesorios, un ambiente libre de interferencias y una silla o sillón.

   En el rincón opuesto de la dominación blusera, tenemos al desafinado BDSM escaso de femineidad y carente de suavidad aterciopelada. Para esa escuela, una sala de sesiones debe ser un lugar oscuro y desagradable, poblado de estructuras rígidas, amenazadoras, metálicas, frías, donde lo importante sea la demostración virtuosa del dominio de una técnica. A veces sonrío imaginando a sus constructores; esos artesanos con alma de herreros frustrados, expresando su incomprendida vocación mediante el armado de instrumentos misteriosos y cuasi aterradores gracias a los cuales suponen que lograrán la atención de las damiselas presentes y a la vez lucirse frente a otros dominantes. La dominación protésica. Los artefactos son las prótesis sin las cuales parece que no hay forma de dominar ni de someterse ni de gozar.

   No puedo dejar de recordar experiencias en sesiones colectivas en donde sólo eran necesarias algunas sillas (definidas siempre, medio en serio medio en broma, como los tronos de las Diosas) en donde las damas nos divertíamos permitiéndonos volver a ser niñas, jugando sádicamente con las criaturas sumisas que se nos ofrecían y disfrutando de sus miradas cargadas de sometimiento que sólo expresaban gratitud por el momento que estaban viviendo. Recuerdo también como me molestaba esa ferretería extraña que sólo me servía para apoyar cosas, toda esa chatarra más propia de un gimnasio o de una industria y totalmente ajena a la singularidad imaginativa que intentaba alcanzar.

   Cuando digo singularidad, lo hago afirmando mi rechazo a cualquier forma de mecanización o colectivización del sexo. Un aparato cualquiera está diseñado para ser usado por cualquier usuario; todos lo usan igual. En el caso del sexo, se supone que todos van a gozar igual. Esto es BDSM, hagamos fila para usar el aparato, tengamos placer sexual en línea de producción. 

   Mi dominación es lo opuesto e irradia el perfume de lo singular puesto que si soy Yo quien marca el ritmo de la acción, sólo a Mí me corresponde la selección, el mezclado y la dosificación de los ingredientes y no al anónimo fabricante de un aparato, a los que tantas veces maldije cuando alguna de sus patas abulonadas me hacían tropezar, estropeando la gracia del contoneo en las botas de tacón que había seleccionado especialmente para esa noche singular de placer y seducción.

   B.B. King será por siempre el Rey del Blues y el rey sabía lo que decía. En sus orígenes, el blues era una música compuesta con pocos acordes (casi nunca más de tres), de ritmo lento y acompasado, que buscaba inspirar un sentimiento antes que demostrar virtuosismo. Aquellas dominantes que sólo aceptamos la sumisión cuando es un sentimiento, cuando es la respuesta emocional genuina a nuestro poder sádico, no necesitamos que ningún inventor nos diseñe artefactos que requieren un manual de instrucciones para virtuosos de las técnicas. A Mí me basta con elegir algunas de las prendas fetish de mi vestidor, cerrar la puerta para evitar intromisiones de gente extraña y una simple silla, que va a ser mi trono de Venus. Esos son los tres acordes de mi dominación.




jueves, 3 de noviembre de 2016

Catsuits vintage


   Mientras preparaba con mi marido sumiso la última edición de videos de mis 10 Sensuales y Femeninas. Felinas en Catsuit, dedicada a las diosas que vistieron catsuits en los años sesenta y en los primeros setentas, me entretuve recopilando fotos de los afiches que promocionaban las películas protagonizadas por mis algunas de mis diez elegidas. De entre todas, encontré imágenes de Mamie Van Doren, Brigitte Bardot, Rosanna Podestá, Mónica Vitti, Ursula Andress, Diana Rigg y Marianne Faithfull. Quise compartirlas con mis lectores en forma de calendario. En octubre de 2016, sigamos disfrutando de los catsuits de los recordados años sesenta.



Enero. Rossana Podestá



Febrero. Brigitte Bardot




Marzo. Diana Rigg


Abril. Ursula Andress



Mayo. Marianne Faithfull




Junio. Mamie Van Doren



Julio. Diana Rigg




Agosto. Marianne Faithfull



Septiembre. Mónica Vitti




Octubre. Rossana Podestá




Noviembre. Marianne Faithfull



Diciembre. Diana Rigg

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