domingo, 23 de abril de 2017

Videoteca. Guantes largos en el cine. Homenaje a las Diosas.


Madonna Marilyn




Natalie Gypsy


   Esta es la semana del año en que mi blog se engalana presentando diez videos temáticos de uno de mis fetiches predilectos: los guantes largos operagloves. Las tres entradas anteriores Guantes largos en el Cine reflejaban tres épocas bien diferenciadas en el uso de los guantes largos; las divas clásicas de los años cuarenta y cincuenta, la época revolucionaria de los cambios de los años sesenta y las estrellas modernas que abarcan las tres últimas décadas del siglo XX.

   Esta entrada tiene un enfoque diferente. No pretende reflejar una época en especial sino que es un homenaje a las grandes divas de la historia del operaglove por parte de aquellas que las imitaron en el arte de lucir guantes largos con elegancia y sensualidad. Las originales homenajeadas son las diosas que alcanzaron el status de mito erótico y serán por siempre íconos de la femineidad. Vamos a ver si las diez imitadoras están a la altura del desafío. Guantes largos en el Cine. Homenaje a las Diosas.




Lynda Rita


Puesto 10.  Blake Lively y Leighton Meester son  Marilyn Monroe y Audrey Hepburn.

Serena Van der Woodsen (Blake Lively) y Blair Waldorf (Leighton Meester) son las amigas - rivales de la serie Gossip Girl. En el episodio 100 (quinta temporada, 2011), la rubia Serena sueña que es la Marilyn Monroe en Gentlemen prefer blondes, con vestido y guantes rosas y rodeada por sus galanes entre los que se encuentra su favorito, Dan. En el medio de la canción Diamonds are a girl's best friends, aparece Blair en lo alto de la escalera, caracterizada como Audrey Hepburn en Breakfast at Tiffany's y se lleva a Dan. Una recreación imaginaria de un duelo entre la rubia de guantes rosas versus la morocha de guantes negros; las dos en la misma escena.






Puesto 9.  Loni Anderson es Jayne Mansfield.

The Jayne Mansfield Story (1980) fue realizada por la CBS para la televisión. Loni Anderson se calza lo mejor que puede los guantes y los zapatos de la bomba sexual rubia de los cincuenta y sesenta. Chicas sissies, si pueden encontrar esta película, no se la pierdan. Todo el espíritu sissy de Jayne está recargado por Loni hasta el extremo del puterío.









Puesto 8.  Nicole Kidman es Grace Kelly.

Pocas mujeres en la historia han llevado los operagloves en la vida real con la gracia y la elegancia de Grace Kelly. Estas son dos breves escenas de Grace of Mónaco (2014), en donde la princesa Grace - Nicole luce los guantes largos blancos perlados que eran su sello de distinción.








Puesto 7.  Kylie Minogue es Marilyn Monroe.

En 1999, Kylie interpretó Diamonds are a girl's best friends caracterizada como Marilyn Monroe en la ceremonia de apertura de los estudios de la 20th Century Fox en Australia. Mientras Youtube no retire el video, aquí está la rubia Kylie en el vestido y los guantes de la rubia más famosa.






Puesto 6.  Sofía Loren es Rita Hayworth.

La pupa del gangster (1975) es una de las tantas divertidas comedias protagonizadas por Sofía Loren y Marcello Mastroianni. Un capomafia está obsesionado desde chico con la Rita Hayworth de Gilda y cree haberla encontrado en Pupa, una prostituta de Milán. 




Puesto 5.  Jennifer Love Hewitt es Audrey Hepburn.

La Historia de Audrey Hepburn (2000), el taxi, la puerta de Tiffany's, el cafecito con la croissant con guantes largos y vestido de Givenchy. 




Puesto 4.  Cassandra Cass es Bettie Page.

The Notorius Bettie Page (2005) fue filmada en blanco y negro para lograr un efecto vintage que nos transporte a los años cincuenta. Narra la historia de Bettie, su encuentro con Irving Klaw, su transformación de modelo pinup en musa del bondage y su posterior conversión mística que la alejaría para siempre de las cámaras, los tacos altos y las fustas. A partir de ese film. el recuerdo de Bettie se multiplica tanto como sus noveles admiradoras. Bettie Page comienza a ser una figura de cosplay. En este caso, la drag queen Cassandra Cass juega a ser Bettie frente a las cámaras, en látigo, guantes y lencería animal print.  




Puesto 3.  Natalie Wood es Gypsy Rose Lee.

El striptease con guantes largos es un clásico del burlesque. Gypsy (1962) fue un musical cuyo tema era la tormentosa relación entre Louise, la futura estrella del burlesque Gypsy Rose Lee y su opresiva madre interpretada por Rosalind Rusell. Natalie Wood luce toda su gracia en este striptease que se haría famoso; Let me entertain you. 






Puesto 2.  Lynda Carter es Rita Hayworth.

Una típica plaza del barrio de Montmartre, en París, está decorada por un mural que dice Te amo en todos los idiomas de la Tierra. Por encima de las inscripciones, hay un retrato de una mujer que encarna a una diosa del amor, exhortando a los paseantes a amarse. La silueta de la mujer es inconfundible: ella no puede ser otra que Gilda. Como en el mural de Montmartre, el film sobre Rita se llamó Rita Hayworth. The Love Goddess (1981) y esta es la recreación de la escena inmortal donde Lynda Carter se saca el guante cantando Put the blame on Mame.





Puesto 1.  Madonna es Marilyn Monroe.

En una entrevista de 1987, dos años despues de haber grabado el video de Material Girl, Madonna afirmó que la escena de Diamonds are a girl's best friends era su momento Monroe favorito. Grabado en enero de 1985, el video de Material Girl, junto con el de Like a Virgin, significó el despegue definitivo de Madonna como estrella del espectáculo por encima de cualquier rol de cantante femenina tradicional. Madonna tuvo alguna vez sentimientos encontrados hacia la canción y el video y se manifestó en contra de la forma en que fue interpretada por la crítica y por grupos feministas pero sobre todo porque le hizo ganar el apodo de chica material. A treinta años de aquel atrevimiento, quien otra que ella merece llevar los gloriosos guantes rosas de Marilyn? 






Como siempre, espero tu comentario y si recordás algún video o escena importante de guantes largos que se me haya escapado, no dejes de comentármelo. Mi fetiche por los guantes largos y por las damas que los visten es insaciable.



Sofía Rita


domingo, 16 de abril de 2017

Conchas argentinas







   Una vez a la semana, visito un salón de estética femenina para hacerme las uñas. Soy testigo, y a veces participante, de conversaciones femeninas sobre temas varios. La semana pasada, sentada y esperando mi turno, escuché a una chica joven a quien se le escapó un insulto al consultar no sé qué cosa en su teléfono celular. La concha de la lora. Una señora algo mayor, la amonestó suavemente con un qué boquita, nena. Ella sonrió como disculpándose. Aburrida y sin poder contenerme, me atreví a preguntar al resto de las asistentes qué palabras usaban cuando hablaban de sus conchas. No dije la palabra, apenas moví los labios para que se comprendiera la pregunta evitando provocarles la incomodidad de la expresión tan vaginalmente condenada.

   La más conversadora del grupo y experta en toda clase de temas triviales tomó la palabra y dijo que cuando hablaba con sus hijas, se refería a la concha como la casita. Lo curioso para mí no fue el eufemismo doméstico sino que tuvo que referirse a la concha de sus hijas para hablar de vaginas. Como si ella no fuera poseedora de algún tipo de órgano sexual por sí misma. Otra, algo mayor, lo cual parecía hacerla más respetable para decir verdades, dijo que en su casa se le dice la joyita. Me gustó por la valorización de lo femenino; me la imaginé al instante como lectora de mi blog. Otras decìan que no. Al principio, no entendí. Como qué no? Así es, no le dicen nada, no tiene nombre, no existe. Una me aclaró Es que yo no tengo hijas mujeres. Su aclaración terminó por dejarme a oscuras.

  Ninguna la llama vulva, vagina o concha. No me extraña para nada. Hasta la tan supuestamente osada revista Cosmopolitan versión argentina, solía referirse a tu zona sur o a tu zona V cuando la nota trataba sobre sexo.

   Aquí en el Río de la Plata, la concha tuvo la mala fortuna de ser amiga de la ch. Se la llama cachu, cachucha, chucha, chuchi, chunchuna, chacha, cucha, etc. Formas coloquiales de esconderla detrás de una frase. Y digo bien esconderla, pues creo que ese es el objetivo. La vagina avulvada de toda mujer sigue siendo un misterio del que sus dueñas no hablan. Apenas son las vedettes, las bailarinas de carnaval o las strippers quienes hablan de ponerse el conchero, esa pieza de lencería que les permite ocultarla sabiamente. Pero se sabe que esas son las chicas malas, de ellas tampoco se habla, salvo cuando llegan a famosas. Mi sueño es alguna vez poder ponerme un conchero y caminar luciéndolo me confesó una chica cross en el baño de mujeres de Class, mientras nos retocábamos juntas el maquillaje después del sexo. Te entiendo perfectamente le respondí. Es que la mayoría de ellas (aunque siempre hay tristes excepciones) están enamoradas de nuestras conchas.







   Mis adoradas lectoras, esa mañana volví a mi casa con mis uñas rojas relucientes y un profundo sentimiento de orgullo vaginal que quise volcar en esta breve columna. Cómo voy a privarme del placer de proclamar mi orgullosa condición de portadora de una concha bien usada en este mundo tan hipócritamente conchudo? Soy mujer, tengo concha y me gusta tenerla. Una condición tan políticamente inaceptable como el sado, tan sugentemente ofensiva como lo sensual, tan placenteramente laudatoria como todo lo femenino.


domingo, 9 de abril de 2017

La historia de la bota femenina. Yves Saint Laurent



Bota Saint Laurent. 1963



   En la Londres victoriana del siglo XIX, las comedias representadas en los teatros populares solían divertir al público mediante el truco de enredar las tramas con situaciones donde se producían equívocos entre los géneros. Las mujeres que se disfrazaban de hombres acostumbraban usar botas altas por encima de la rodilla para reforzar los caracteres de poder tradicionalmente masculinos porque las botas estaban asociadas a historias legendarias de piratas, caballeros y mosqueteros. De allí nos llega su traducción castellana: las llamamos botas bucaneras o mosqueteras. Para el imaginario colectivo de la época, esas botas eran el calzado de hombres valientes, de probada gallardía, de los que nadie pondría en duda su masculinidad.

   Para la misma época pero en los ambientes más elegantes, las mistresses que atendían las fantasías de los ricos gentlemen británicos siempre tenían un par de botas thighhighs en sus armarios. El pícaro inglesito, tan recatado en su vida cotidiana llena de protocolos, soltaba sus inhibiciones en privado vistiéndose de mujer mientras su dama de placer se ponía las botas adoptando un look masculino que facilitaba el gender roleplaying. No debió pasar mucho tiempo antes que algunos caballeros con tendencias sumisas les pidieran a sus mistresses que los azotaran con las botas puestas, los humillaran pisándolos con sus suelas, los obligaran a besar y lamer las cañas de cuero o los cabalgaran en sesiones de ponyplaying. Asi fue como las botas altas comenzaron a ganar fama como un accesorio clásico entre las putas de lujo de toda Europa. 

   Durante el siglo XX, el uso de botas por encima de la rodilla no pudo escapar a esa tradición de prostitución fetichista establecida en el siglo anterior. No se veían botas altas femeninas en las tiendas: sólo aparecían en la naciente y perseguida prensa pornográfica. Recién en 1962, una coleccion de Balenciaga incluyó por primera vez botas hasta la rodilla, diseñadas por René Mancini. El atrevimiento de Balenciaga fue un anticipo de lo que estaba por llegar. Un año después, la bomba explotó.  

   Roger Vivier era un diseñador de zapatos que trabajaba para Dior desde 1953. Verdadero artista del diseño y la elegancia, Vivier se había consagrado en 1954 como el inventor del taco stiletto. Para 1963, Vivier trabajaba en el diseño de botas de cuero altas hasta los muslos (de allí, su nombre en francés, cuissardes) que las topmodels de la época lucieron por primera vez en la pasarela de otro genio revolucionario: Yves Saint Laurent.

   La colección 1963 de Saint Laurent es un hito fundacional que todas las mujeres que amamos las botas altas deberíamos recordar y homenajear. Por primera vez, la bota femenina por encima de la rodilla se presentaba ante el gran público, bajo todas las luces. Boots, boots and boots are marching up and down titulaba Harper's Bazaar en 1963. Musketeer boots, shiny, thighhigh, shapely as legs... era el comentario de Vogue. Pero aquellas modelos de Saint Laurent no sólo se destacaban por las botas. La colección incluía trajes negros, sombreros estilo militar y guantes de cuero. Combinados con las botas, todos los outfits que Saint Laurent presentó en ese desfile tenían un aire novedoso y joven pero también agresivamente sexual. La crónica del Chicago Tribune del 30 de julio de 1963, la única que pude encontrar en Internet, ("Saint Laurent develops own look") nos cuenta que ... Saint Laurent elegance was displayed in this Puss in Boots line with leather pants tucked into thighhigh boots with back buttoned overblouse contrasting sleeves and Robin Hood hat.  


Yves Saint Laurent y Betty Catroux


    La musa favorita de Yves era Betty Catroux. Alta, bella y rubia, Betty posa en esta foto de 1969 del brazo de Yves en la puerta de la tienda Saint Laurent en la calle Bond Street de Londres. Luce grandes anteojos de sol y una maxichaqueta con cinturón que destaca las botas por arriba de la rodilla. Con solo verla un segundo, es inmediata la comparación que surge entre ella y otras divas boteras de los sesenta como Jane Birkin o Brigitte Bardot.



Jane Birkin y Serge Gainsbourg

 
Brigitte Bardot



  Hay una historia nunca del todo confirmada detrás de la bota Saint Laurent que tiene mucho que ver con el mito de la bota como fetiche para el prostibulario gender roleplaying del siglo XIX. Roger Vivier había diseñado un par de botas altas para que Rudolf Nureyev las usara en el ballet El Lago de los Cisnes y la mirada brillante de Yves reconoció inmediatamente que había un enorme mercado de mujeres audaces esperando que alguien les diseñara una prenda que les permitiera sentirse bellas y poderosas a la vez. Un prince charming pero en versión femenina, siempre jugando con la identidad de género, al igual que se jugaba en los prostíbulos victorianos del siglo anterior.




  
   Yves Saint Laurent había ganado fama desde muy joven dirigiendo la maison Dior desde 1957 hasta 1960. Como una ironía del destino, su nuevo estilo renovador y fetichista  nacido en 1963 derribaría al modelo de elegancia femenina un tanto pasiva que se había impuesto una década atrás y que tenía al New Look de Dior como nave insignia. 1963 fue el año en que el mundo conoció a los Beatles y fue también el año en que la dominatriz victoriana salió del closet luciendo sus botas para aparecer en las revistas de moda y en las vidrieras de las grandes tiendas. Un mundo nuevo, más sensual y femenino, estaba definitivamente en marcha.



Betty Catroux



lunes, 3 de abril de 2017

Mistress Eve en Westminster. No tenemos miedo


  No tenemos miedo (We're not afraid) es la consigna que recorrió Londres al día siguiente de los atentados en el puente de Westminster. Si los terroristas fanáticos creen que golpeando en las ciudades capitales de la libertad, la tolerancia y la multiculturalidad van a ganar su guerra, se equivocan. 

   En este calendario, la hermosa Mistress Eve despliega todo su glamour y su seducción en el puente de Westminster y el Albert Embankment, con vistas al Parlamento y el Big Ben o también paseando por Chelsea y Earl's Court, los barrios en donde vive, sesiona y se divierte con sus esclavos. La mejor respuesta a los asesinos es mostrarles una bella mujer fetiche en el mismo lugar en donde golpearon y mataron. Una mujer dueña de su sexo y de su cuerpo. Una mujer que puede ser vista como un símbolo de esa sexualidad femenina libre y poderosa que ellos tanto detestan. 

   No les tenemos miedo.




Enero



Febrero



Marzo





Abril





Mayo





Junio





Julio





Agosto





Septiembre




Octubre




Noviembre




Diciembre

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