lunes, 12 de agosto de 2013

La cumbre del orgasmo femenino




  
    Para los alpinistas es muy importante respetar a las montañas y conocerlas tan bien que, en un momento dado, saben que cuando la montaña dice NO, lo mejor es retirarse y no aferrarse a subirla, porque pueden perder la vida. La montaña dice NO cuando el objetivo no se alcanza a ver, cuando el cielo no se despeja y está nublado, cuando no pueden dirigir sus pasos por falta de visibilidad, entonces, lo mejor es regresar e intentarlo en otra ocasión.

   Para subir a la cumbre salen de madrugada porque deben evitar que el sol derrita la nieve y se provoquen avalanchas. Al alcanzarla, únicamente permanecen en ella segundos. El intentar estar más tiempo les puede costar la vida, por lo que disfrutan de su éxito y de sentirse más cerca de Dios a lo sumo uno o dos minutos y, después, deben iniciar el descenso, sin dejarse llevar por la euforia porque, en esas condiciones un resbalón, y la muerte, es muy probable. El descenso lo deben hacer con seguridad, objetividad y precisión, con la meta de llegar a los pies de la montaña vivos y sanos y con ello, el éxito es doble y la satisfacción mayor.

Karla Wheelock.
Vamos al Everest
http://karla.csxxi.net.mx/datos.htm



    Levanto el rostro frío y a la vez sudoroso, de cara al cielo pero cierro los ojos. Los dedos parecen gélidos e inmóviles. El oxígeno es menos que escaso. Suspiro con mayúscula intensidad. Se me seca la garganta, como en grietas. En gesto majestuoso estampo mi pie derecho contra la superficie. No miro abajo, ni atrás. Se desvanece la agitación y ya no hay más temor a mí misma. Y ahora escucho el latido de mi febril corazón que se se sale del cuerpo, exorcizando las inevitables ganas de volar. Aviso a mi compañero que llegué a la cima. Clavo un instrumento punzante en señal de bandera en la planicie diminuta. Rompo en una oración pagana y perversa, casi grosera. Permanezco unos segundos. No llega a ser un minuto. De ahí en más, sólo queda descender al punto de partida. Pero después de un orgasmo así, las alas de mi sado, sensual y femenina aventura dentro mío tienen envergadura de águila para emprender el regreso.


   Cualquiera puede descargar una masturbación rapidita y descontracturante. El sexo vaginal está siempre disponible para casi todas nosotras. Ambos suelen ser relajantes y placenteras necesidades. Son como caminar por el césped en zapatillas frescas y cómodas con temperatura agradable, escuchando el sonido del viento en los árboles. Admito que el placer a veces está en las simples cosas. Pero ese placer no es ni glorioso ni inolvidable. Yo me refiero a otro placer, a ese placer que sólo se encuentra cuando parece que el tiempo se ha suspendido, cuando gano los últimos metros que me separan de la cumbre.


    Para dominar, lo primero que debo entender es que necesito dominarme a mí misma y a mis impulsos de ascender como sea hasta donde sea. Como dice la autora de los primeros párrafos cuando el objetivo no se alcanza a ver, entonces, lo mejor es regresar e intentarlo en otra ocasión. A veces esa es la decisión más difícil. Entonces la dominación puede transformarse en la grieta de la montaña donde puedo refugiarme cuando me caen encima las avalanchas de discursos éticos que cuestionan mi sexualidad. También es muy importante para tomar envión y continuar con el ascenso, lento y firme A veces la cima no resulta demasiado interesante, el goce mayor fue saber que fui capaz de vencer el obstáculo.

    Soy consciente que los riesgos son altos pero ya no sé no ser alpinista. Ya no puedo dejar de desplegar mis alas de ave de montaña. Ya no me sale correr cual Heidi descalza en la pradera sin aburrirme. Soy montañesa de orgasmos y como los expertos, espero el momento oportuno para ascender y alcanzar la cima. Y como a ellos, descender me lleva un tiempo calculado para poder llegar sana y salva al mundo cotidiano de la llanura.

    La cima, cuando llego, me pertenece. Es mía. Es mi orgasmo. No me interesan los rituales, los monumentos que algunos dejaron antes en donde se supone que hay que dejarse fotografiar. Alcanzar esa meta se volvería entonces un hecho previsible, premeditado. Al descender, contaríamos lo mismo que ya contaron otros. Así no vale la pena subir. Pero en cambio, el tener que vencer los prejuicios y los dictados para llegar por mí misma implica que fui capaz de armar una expedición bien montada con mi propia cuerda de seguridad. y mi propio arsenal de recursos.

    Me haría muy feliz saber que despues de leer esta breve columna, tuviste el impulso de buscar tu propia montaña y proponerte escalarla. En las cumbres, en tu propia cumbre, hay mucha gloria para gozar.


11 comentarios:

  1. Qué subida más intensa ha de ser la que relata ;-). Saludos sumisos. Servus.

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  2. Cuando la Dominación nace en las entrañas es imposible ignorarla y, aunque se intente omitir, acaba saliendo siempre a la superficie de un modo u otro.

    Un beso!

    Cruel

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  3. Estoy totalmente de acuerdo con Cruel Dama, pues nuestros instintos primarios y nuestras pulsiones son muy difíciles de frenar, más aún cuando van resurgiendo cada vez con más fuerza. Soy una mujer afortunadamente multiorgásmica con una pareja que es mi perro y que sabe como satisfacerme, tanto, tanto....que puedo tener decenas de orgasmos a cuál más placentero.

    Besos, Afrodita

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  4. Gracias por sus comentarios, bellas damas!!!!

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  5. Hermosa manera de relatar un momento tan intenso...muy pero muy real es lo que dices..
    Luxus

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  6. Yo vengo de las cumbres alpinas europeas , y tambien ando en una que otra cima es una de las mas grandes satisfacciones para mi cuando llego a esa cima tan alta , donde pocos an estado , pero Estar en otra mente/cerebro y dejarle sentir y ver lo que ves y sientes, es el placer/dolor más grande que existe en el universo.

    saludos , atentamente :

    - Lycan -

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  7. Estar en otra mente/cerebro y dejarle sentir y ver lo que ves y sientes, es el placer/dolor más grande que existe en el universo.

    - Lycan -

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  8. A mi tampoco me interesan los rituales.

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