jueves, 9 de febrero de 2017

Femdom en la noche de Buenos Aires. Fiesta mixta para un gato de Cheshire entre botas





   Noche de miércoles en Buenos Aires, barrio de Almagro, calle Castro Barros. Fiesta mixta en Class. El ala femenina en la noche de hoy está casi por entero integrada por travestis, arregladas y maquilladas para vivir su fantasía. La banda masculina son los solos, que dan vueltas por la pista y por los reservados del primer piso, juntando valor para encarar a estas tigresas de la noche. Las travestis se arremolinan en la barra, coquetean bajo las luces ensayando pasos de baile en tacos altos y cada tanto suben la escalera hacia los reservados con un aire de topmodels, entre seductoras y distraídas.

   Mi favorita se llama, por ponerle un nombre, Lorena. A veces me la encuentro en los bosques de Palermo. Alta y esbelta, a Lorena le encanta bailar semidesnuda, en top y bombachita colaless, con una cartera clutch en la mano y siempre montada sobre unas tremendas botas con tacones de quince centímetros que le hacen unas piernas y una cola fantásticas. Cuando nos juntamos en algún sillón, la caña de sus botas es casi el doble de largas que las mías. Me gusta bailar con Lorena en el poledance de la pista de Class pero más me gusta encontrármela en algunos de los reservados.

   Esa noche, después de vagabundear un rato olfateando el panorama y concluido el show de la stripper, opté por llevarme a dos muchachos para divertirme en mi playground. Enseguida llegaron otros pero prefirieron mantenerse a distancia, algo temerosos. A mi lado apareció Lorena, contoneándose, entre intrigada y mimosa, con una mirada llena de morbo bajo sus pestañas de rimmel. Sin pensarlo dos veces, la tomé de la cintura y la atraje hacia mí; lo que hacía con mis dos Romeos no me iba a privar de gozar los atributos de mi princesa viril, mientras mi sumiso se arrodillaba entre las piernas de las dos, extasiado entre los tacones y las cañas de nuestras cuatro botas de vikingas en celo.

   Invito a una pareja a sumarse, atraída por la posibilidad de que otra mujer participe en mi festín. Ella declina con una sonrisa. A él, le digo sin reparos Te perdiste la posibilidad de adorar mis botas. Al final de la noche, se me acercará intrigado y me confesará que nunca hubiera imaginado semejante ofrecimiento por parte mía. Es que nunca estuviste cerca de una dómina, le contesto.

   Terminada la acción con los muchachos cumplidores, les agradecí y me volví hacia Lorena. Mientras la besaba, levanté la vista a la audiencia de hombres y travestis curiosas y dije en voz bien alta Esta belleza es mi muñeca Barbie. No sé que habrán pensado porque en ese momento vi aparecer la sonrisa de mi sumiso, cheshirecat, que asomaba la cabeza para respirar, casi enterrado en nuestro inframundo de vinilo, tacos aguja y medias de red. No me olvidaré nunca de su sonrisa, pienso en voz alta mientras tipeo esta columna y cada tanto me divierto leyendo algunos mensajes que me entran en la notebook, la mayoría de hombres que se dicen dominantes, que alardean de su poder sobre su sumisa pero que nos envían toda clase de señuelos a las Femdoms, desesperados por sostener una asexuada amistad cibernética, lo que parece ser su máxima aspiración.

   El reservado de Class fue esa noche mi chaise longue de Diosa Sádica. Mi esclavo sigue ahí abajo, en el suelo, en el último eslabón de la cadena de la dominación, bajo las miradas de intriga de los que no aciertan a entender que hace este tipo? o la más clásica como puede ser que le guste estar ahí? Parece pequeño frente al poder fetichista de la ampulosidad femenina que lo vuelve casi invisible. Aparece y desaparece, cual gato de Cheshire en el País de las Maravillas. Y de vuelta en casa, cuando le pregunto como fue eso de estar ahí, adorando nuestras piernas y pisoteado por nuestras botas, bien en el bottom de nosotras dos, él me contesta. Con un bottoming así, quien querría ser top?





3 comentarios:

  1. I love your magazine Mistress; please keep me up to date & subscribed!

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  2. Es con estos relatos es que tengo la dicotomía de pensar :"menos mal que no estuve allí" y " que mal que no estuve allí". Jaja. Impresionante relato!!!

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    1. Algunos se atreven, otros no. Otros dudan hasta que se atreven, otros no se atreven nunca.

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