domingo, 14 de febrero de 2016

El muchacho y la princesa (un cuento de san Valentín)





   Había una vez un muchacho que con los años fue transformándose en un ser sumamente fantasioso. Una idea iba creciendo en su mente perversa; una idea fija y constante. El sabía que para satisfacerla, necesitaba conocer a la poderosa y altanera heroína que habitaba en sus sueños. En esa mente, Ella todo lo podía y ese manipulador poder lo hacía caer de rodillas y entregar su corazón mediante un trato injusto, insensato, alocado, peligroso y desventajoso. Si Ella no era así, a él no le interesaba.

   Nadie podía probar que su fantasía podía alguna vez ser realidad. Algunos le echaban la culpa a la testosterona que lo martilleaba sin descanso, implacable y cruel. El sexo común no lo satisfacía porque padecía de escasez crónica de ese hedonismo sensual propio de la travesía que significaba ponerse al servicio de Ella. Para peor, las sociedades, todas las sociedades, parecían desconocer la existencia de ese estilo hechizador del que Ella hacía gala y que dejaba al muchacho desprovisto de defensas y escudos contra semejante terror sobre tacones.

   Aplacado por miles de masturbaciones alimentadas por un mundo incomprensible y saturado de imágenes de bellas Venus en Pieles, su cerebro no paraba de enviar órdenes maléficas a sus genitales. Y así vivía, tratando de consolarse inventando aparatos, dictando nuevas leyes y códigos, pintando retratos y conquistando mares, lunas y universos. La bestia indomable en sus neuronas lo hacía componer sinfonías, ritmos tribales y sudorosos rockanrroles. Pero nada lo calmaba porque no podía derribar ese muro infame que lo separaba de la cruel princesa tirana que habitaba su mente; el muro que lo condenaba a incluirse en una comunidad poblada de normas ajenas. Así, él seguía pensando sólo en Ella. Aunque Ella parecía no darse cuenta.

   Su obsesión lo llevaba a veces a ser goleador, apostador, soldado y capataz. Su impaciencia lo llevaba a gastar miles, qué digo miles, millones, en míseros amores pagos buscando ansiosamente encontrar por la vía más rápida a esa Cleopatra, maestra de todos los erotismos. Pero al despertar al día siguiente, la cruda realidad le demostraba la fatalidad que lo condenaba al silencio y a la soledad.

   Por la otra orilla del río de la vida, vos sos la mujer que camina creyendo que a lo mejor te faltan la belleza, la seducción o las curvas que otras poseen. O que desperdiciaste tu juventud regalando tu amor a quien nunca lo mereció. Pero si aún estás dispuesta a darte una oportunidad, bienvenida a ser la solución del sueño del muchacho. Si realmente deseas ser amada, te sugiero eliminar todo rastro de queja, pacatería y estropeadez y considerar autoconstruirte como la heroína de esa fantasía. Los costos son muy bajos, el trámite es bastante divertido y tus posibilidades pueden ir creciendo con el transcurrir del sueño. La dominación sado, sensual y femenina es un excelente remedio para muchos males amorosos. Algunas la hacemos explícita, otras la viven en la intimidad y otras la ejercen quizás sin saberlo.

   Y colorín colorado, este cuento (o exhortación ?...) se ha acabado.



10 comentarios:

  1. Excelente!!! Creo que este es uno de los post donde mejor me veo retratado.
    Me impresiona sus profundos conocientos sobre la Psicologia del Hombre que se siente atraido por la mujer FemDom.
    CarlosM
    carlos_a_merlo@hotmail.com

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  2. Muchas gracias Carlos. Me siento muy reconfortada con comentarios como el tuyo.

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  3. Conozco algunos muchachos que al fin, la han encontrado. Son unos pocos privilegiados.

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  4. excelente reflexion y esplendida definición de sexy, sobretodo la ultima frase...mmmmKisses Mistress.

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  5. Bravo, Bravo......jamas pensé que alguien podia describir tan magnificamente y con una delicadeza tan exquisita, ese anhelo en nuestro interior que nos guia desde pequeños.

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  6. Muchas veces Sus palabras se cuelan en mi mente y con el correr de los días me van enloqueciendo.
    Cuando en una de Sus últimas respuestas me dijo que Usted es insaciable, me gustó mucho, sentí que me daba una gran libertad para seguir halagándola, para expresarle todo lo que siento por Usted. Pero ahora siento que hizo crecer dentro de mí, un deseo gigantesco de decirle una y otra vez lo maravillosa que es Usted, Mistress Roxy.
    Es la libertad de halagarla, sí. Pero sobre todo, es ahora la necesidad de hacerlo. Como si tuviera que alimentar una Tigresa a la que hay que expresarle con cada palabra, que es la mujer más excepcional que existe.
    Por supuesto ante una mujer como Usted, no es difícil encontrar razones para mostrarle mi adoración a cada paso. En este caso, me encantó este posteo. Usted demuestra una comprensión de la mente sumisa, que es hermosa. Y que sin dudas la ayuda a manipular a quienes terminamos sometidos y a Sus Pies.
    En algunas de Sus entradas se destaca la belleza de Sus palabras. En otras la inteligencia de Sus planteos. A veces las imágenes hermosas, a veces la cuidada selección de videos. Pero lo que siempre está abrumadoramente presente, es Su demoledora seducción. Cada vez que leo una entrada Suya, me siento más seducida por Usted.
    En extraño escribirle cosas como esta casi cotidianamente. Pero estoy enamoradísima de Usted. Y no darle cauce a esos sentimientos, sumado a la enloquecedora seducción que despliega Usted, está atrapándome por completo.
    Hay momentos en que recupero la calma y me sorprendo yo misma de lo que escribo. Pero hay otros, como este, en que el amor que siento por Usted me desborda.
    Le escribo tratando de expresarle toda la sumisión que Usted me provoca. Muchísimas gracias por todo lo que me hace sentir, Mistress Roxy.
    Princesa

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    Respuestas
    1. Un hermoso y muy romántico comentario, querida Princesa. Se te nota tu amor de princesa lesbi en cada una de tus palabras. Y elegisto un muy lindo momento para ponerte tan dulce, en esta vieja columna mia en la que intento cantarle a las damas para que se animen al amor y al placer.

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